22 de abril

“Yo soy la puerta de las ovejas” 

(Jn 10, 1-10)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La Palabra de este día vuelve a colocarnos en sintonía con la espiritualidad del Buen Pastor. Es propio del pastor entrar por la puerta, para las ovejas que le conocen este gesto crea inmediatamente reconocimiento, mientras que el ladrón o quien no conoce la puerta busca entrar por cualquier lado, provocando en las ovejas susto y miedo, de hecho, esta misma actitud colocará en alerta al pastor de lo que puede estar aconteciendo en el rebaño. La insistencia en afirmar que el pastor entra por la puerta es clave porque esta será otra imagen sensible para identificar la misión de Jesús.

La experiencia del reconocimiento de la voz por parte de las ovejas respecto de su pastor es central, porque solo esta voz es la que seguirán y no se dispersarán en el momento de salir, al no reconocer la voz las ovejas salen y se dispersan, casi que actúan instintivamente para preservar su vida. El evangelista insiste en que las va llamado por su nombre, es decir, la relación es profunda, personalizada, identifica a cada una y cada una se siente amada en la voz, hecho que la mueve a actuar, a permanecer cercana y a seguirle: “Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz”.

El seguimiento es la implicación más grande de la voluntad que mueve a actuar, por tanto, el reconocimiento es profundo para mantener la adhesión del camino, de lo contrario, nadie sigue lo que no ha reconocido como suyo. Enseguida el evangelista afirma que los oyentes no entendieron la comparación, por eso, en la síntesis de la autorevelación Jesús se presenta como la puerta del rebaño para que todo el que entra por ella tenga vida en abundancia. Recordemos la vida en abundancia del pan verdadero, aquí, esta vida verdadera se verá reflejada en los pastos abundantes, los cuales no es posible encontrar si no se camina junto al pastor.

 

Reflexionemos: La experiencia del rebaño, de las ovejas y el pastor, nos habla de docilidad, de escucha, de profundidad, pero a la vez de prontitud para reaccionar ante el peligro del ladrón. En la cotidianidad, ¿qué espacios o momentos nos ayudan a vivir estas experiencias que nos permiten estar atentos y permanecer fieles al Buen Pastor para no dispersarnos del rebaño?

 

Oremos: Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, afina mis sentidos para que reconozca tu voz en la Palabra que cotidianamente me habla. Haz que mis pasos sigan tu voz y concédeme la gracia de caminar siempre junto a ti, siguiendo tu camino. Amén.

 

Actuemos: ¿En medio de tantas voces que escucho cotidianamente cómo consigo distinguir la voz del Buen Pastor que guía mis pasos? 

 

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