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21 de Febrero

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 2, 1-13

Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a Él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza, porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que Él te ayudará; espera en Él, y te allanará el camino. Los que temen al Señor, esperen en su misericordia, y no se aparten, para no caer; los que temen al Señor, confíen en Él, que no retendrá su salario hasta mañana; los que temen al Señor, esperen bienes, gozo perpetuo y salvación; los que temen al Señor, ámenlo, y Él iluminará sus corazones. Fíjense en las generaciones pretéritas: ¿quién confió en el Señor y quedó defraudado?; ¿quién esperó en Él y quedó abandonado?; ¿quién gritó a Él y no fue escuchado? Porque el Señor es clemente y misericordioso, perdona el pecado y salva del peligro.

 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40

R. Encomienda tu camino al Señor, y Él actuará.

Confía en el Señor y haz el bien: habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad; sea el Señor tu delicia, y Él te dará lo que pide tu corazón/ R.

El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre; no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán  / R.

Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa; porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles. Los inicuos son exterminados, la extirpe de los malvados se extinguirá / R.

El Señor es quien salva a los justos, Él es su alcázar en el peligro; el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva, porque se acogen a Él / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. 2Tm 1, 10)

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37

El Hijo del hombre va a ser entregado.

Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”. Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutían por el camino?”. Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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