“El buen pastor da su vida por las ovejas”
(Jn 11-18)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En el cuarto domingo de Pascua la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de Jesús Buen Pastor y la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. En el contexto de estas celebraciones el Evangelio de Juan que escuchamos en la proclamación de la Palabra nos presenta a Jesús como el Buen Pastor.
La imagen del Buen Pastor es otra de las autorevelaciones de Jesús que durante esta semana tendremos la oportunidad de profundizar, reflexionar y orar. Una imagen muy familiar al mundo y la cultura del tiempo de Jesús porque la base de la economía estaba basada en este estilo de vida pastoril, por tanto, la forma en como habla el evangelista de esta experiencia de relación entre el pastor y sus ovejas es muy cercana a la comunidad destinataria, y la comprenderá muy bien en el momento en que Jesús se presenta como: “Yo soy el Buen Pastor”.
Jesús establece en el relato las características del Buen Pastor y las del asalariado, el contexto de esta diferenciación tiene como destinatarios a los judíos, quienes siendo maestros de la ley han llegado a comportarse como asalariados. Del Buen Pastor es propio conocer sus ovejas, las largas jornadas junto al rebaño le permitía conocer a cada oveja y en esta dinámica se establece una relación tan cercana y profundamente familiar que las ovejas le reconocen por el olor, por la voz, por su forma de tratar. Esta experiencia de relación del pastor con sus ovejas es la experiencia de relación del Hijo con el Padre: “El Padre me conoce, y yo conozco al Padre”.
A diferencia de este pastor, conocedor de sus ovejas, está el asalariado o administrador, quien no establece una relación profunda con su rebaño, sino funcional en torno a sus necesidades de alimento y provisión, de ahí, que el asalariado no sea capaz de dar la vida por sus ovejas porque sus entrañas no sienten pertenencia por ellas como sí la siente el Buen Pastor, quien “da la vida por sus ovejas”.
Reflexionemos: La forma como hoy podemos acoger y vivir, en nuestros entornos familiares, comunitarios y laborales, nuestro trabajo y nuestro servicio pueden reflejar mucho de Buen Pastor o asalariados. Preguntémonos desde qué posición vivimos y servimos.
Oremos: Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, vienes al encuentro de nosotros como el Buen Pastor, gracias porque tus Palabras nos enseñan el modo de amar conforme a la voluntad del Padre y nos indica el camino para llegar a él en la caridad. Amén.
Actuemos: ¿Qué acciones concretas encarnan en mi entorno la espiritualidad del Buen Pastor?
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