Vas a concebir y dar a luz un hijo varón
(Lucas 1, 26-38)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En el Evangelio de hoy Lucas nos presenta el misterio central de nuestra fe cristiana, la encarnación del Hijo de Dios y en él, María ocupa un puesto primordial. “El ángel le dijo: “No temas, María, que Dios ha tenido predilección por ti. Mira, vas a concebir y dar a luz un hijo varón y le pondrás el nombre de Jesús”. En Ella, Dios viene a habitar entre nosotros, asumiendo nuestra condición humana, viene a habitar nuestro mundo, para iluminarlo con su luz, para comunicarnos esperanza, para establecer esa íntima relación de amor entre la creatura y su Creador. Así Dios ha hecho de nuestra tierra su morada, gracias al Sí de María, se escribió una nueva historia para la humanidad. “Yo soy la esclava del Señor. ¡Que se cumplan en mí tus palabras!”. Un Sí total, sin vacilaciones que nos llena de gozo y admiración por María, y que nos compromete también a responder al plan salvífico de Dios, cuidando de nuestro mundo con responsabilidad y protegiendo la vida.
Reflexionemos: El Hijo de Dios se hizo hombre, encarnándose en el vientre de María. ¿Con mi vida soy signo de comunión y puente para que otras personas se acerquen a Dios?
Oremos: Señor, concédeme un corazón dócil y sensible a tu Palabra, para caminar en tus leyes y hacer tu voluntad. Amén.
Recordemos: “Isabel también ha concebido un hijo, a pesar de su vejez. Y ella, que decían que era estéril, ya está de sexto meses, porque para Dios no hay nada imposible”.
Actuemos: En este tiempo de espera, contemplaré y meditaré más en las virtudes de la Santísima Virgen María, para permitir que la Navidad se haga realidad en mi hogar o comunidad.
Profundicemos: “ Queridos hermanos, hoy alabamos a la Virgen Santísima por su fe y con Santa Isabel le decimos también nosotros: «Bienaventurada la que ha creído» (Lc 1,45). Como dice san Agustín, María concibió antes a Cristo por la fe en su corazón que físicamente en su vientre; María creyó y se cumplió en ella lo que creía (cf. Sermón 215, 4: PL 38,1074). Pidamos nosotros al Señor que nos aumente la fe, que la haga activa y fecunda en el amor. Benedicto XVI.
Te invitamos a profundizar La Palabra de Dios con el Misal popular .