“Mi casa es casa de oración”
(Lc 19, 46)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Hoy celebramos la fiesta de la dedicación de las basílicas de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Dos basílicas católicas que constituyen el corazón de nuestra Iglesia católica en Roma y simbolizan su unidad. Por eso, el evangelio nos lleva al Templo de Jerusalén en el que Jesús previamente a la fiesta de la Pascua, expulsa a los vendedores para reafirmar que la casa de su Padre, es ante todo una casa de oración. Quizás también nosotros hoy, no valoramos bien nuestros templos. Vamos a ellos a la celebración de la misa dominical, pero no reconocemos en su interior, el espacio privilegiado para alimentar, vivir y expresar nuestra fe en compañía de nuestros hermanos. Pidamos al Señor en este día, la gracia de hacer de nuestros templos parroquiales verdaderos lugares de fe, encuentro y oración.
Reflexionemos: ¿Qué representa en mi vida el templo parroquial en el que vivo y celebro mi fe?, ¿es lugar de encuentro y oración?
Oremos: Ayúdanos, Señor, a valorar mucho más nuestros templos parroquiales. A hacer de ellos, lugares de encuentro, fraternidad, comunidad y oración. Amén.
Recordemos: Nuestros templos son ante todo lugares de oración y comunión.
Actuemos: Meditemos en este día sobre el lugar que ocupa nuestro templo parroquial en nuestra vida de fe.
Profundicemos: La oración es la fuente de nuestra vida cristiana que aprendemos y experimentamos en comunidad (Libro: Motivos para orar).