“Marta, Marta, tú te afanas y preocupas por demasiadas cosas, cuando solo una es necesaria”
(Lc 10, 41)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El evangelio de este décimo sexto domingo del Tiempo Ordinario nos lleva a la casa de Marta y María en Betania. Ambas reciben a Jesús en su casa, pero cada una lo acoge e interactúa con Él, de manera diferente. María se sienta a sus pies para escuchar sus enseñanzas, pero Marta ante la cantidad de tareas pendientes, prefiere continuar con ellas, que detenerse para escuchar a Jesús. Sin embargo, al ver que su hermana no le ayudaba, le reclama abiertamente: “Señor, fíjate que mi hermana me dejó sirviendo sola. Dile que me ayude”. Pero Jesús, conociendo sus verdaderos sentimientos, la invita a dejar de lado sus afanes y reservar también un tiempo especial para escucharlo y compartir con Él. Tal vez, como Marta son muchos los afanes cotidianos que nos impiden encontrarnos con Jesús. Pidámosle, en este día, la capacidad de aprender a reservar diariamente un tiempo especial para encontrarnos con Él, escucharlo y confiarle todo aquello que vivimos.
Reflexionemos: ¿Cómo acogemos a Jesús en nuestra vida?, ¿qué enseñanza nos deja las palabras que Él dirige a Marta?
Oremos: Ayúdanos, Señor, a no dejar que el afán por cumplir con nuestras labores cotidianas nos impidan encontrarnos cada día contigo, sino que por el contrario, las vivamos desde ti. Amén.
Recordemos: Jesús nos invita a vivir con él, los afanes y las dificultades de cada día.
Actuemos: Retomemos el evangelio de este día y preguntémonos, con cuál de las dos hermanas nos identificamos más.
Profundicemos: La actitud de acogida María nos recuerda la importancia de sentarnos a los pies de Jesús cada día, para escuchar aquello que quiere comunicarnos en la oración (Libro: Motivos para orar).