“Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio”
(Mt 5, 27-32)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Jesús propone la práctica de las normas morales como expresión del amor de Dios y no una mera preocupación por los preceptos. Desde esta óptica debemos comprender este pasaje del sermón del monte. Más que la rectitud de las acciones, Jesús busca la pureza de las intenciones, porque sabe que ese es el punto de partida de todo comportamiento. He allí un criterio que oriente las relaciones entre varones y mujeres. Pero, además, corrige los desequilibrios dentro del matrimonio. Declara ilegítima una norma que solo per- mitía a los varones divorciarse de sus esposas, y aboga, más bien, por la indisolubilidad de la unión matrimonial. El Señor nos invita a un amor radical. Así como su amor por nosotros fue total, nos ofrece una vida en la que nos entreguemos sin reservas.
Tomado de: La Palabra, Pan de vida. Comentario al Evangelio diario 2024, Paulinas – Comentarios: Raúl Enrique Castro Chambi, S.J. y Carlos Cardó, S.J.
Preguntemos: ¿Cómo vivo los mandamientos del Señor? ¿He aprendido a amar de verdad? ¿Cómo describo mi relación de pareja?
Oremos: Toma, Señor, mis ojos, y úsalos como tuyos. Úsalos para transmitir tu mirada llena de luz; úsalos para expresar un amor sin engaños, sin reservas, sin intereses egoístas. Que tu mirada, Señor, transforme este mundo y extienda tu Reino. Amén.
Actuemos: Hoy realizaré un detalle particular de cariño hacia mi cónyuge o algún otro familiar, buscando amar sin intereses personales.
Adoptar la bondad en mis pensamientos y deseos, y negar la entrada a cualquier pensamiento que me pueda apartar de Cristo.
Recordemos y profundicemos : El cristiano tiene que vivir en la coherencia entre lo que dice y hace. Se trata de una experiencia fundamental para nuestro tiempo, pues somos el Evangelio que la gente lee hoy. Por ello, purificar nuestro corazón de todo sentimiento que nos impide amar verdaderamente se hace imperativo para vivir en consonancia con lo que nos pide Jesús. Esta es una tarea difícil, pero hermosa, que solo podemos lograr con su ayuda. ¿Estoy dispuesto a seguir a Jesús de Nazareth con más exigencias?
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