“Nunca hemos visto una cosa igual”
(Mc 2, 12)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Nuestra fe tiene la capacidad de trascender los límites de nuestros temores, dificultades e imposibles. Ella nos moviliza al encuentro con la vida y las necesidades de quienes nos rodean, como lo podemos percibir en el evangelio de hoy, de manera especial en los amigos del paralítico. Los cuales, superando las dificultades para llegar hasta Jesús a causa de la gran multitud, le dan a su amigo la posibilidad de encontrarse con Él y ser sanado: “Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados quedan perdonados’”. Pidamos al Señor, en este día, que nos ayude a ser más solidarios con quienes nos rodean y tener la osadía de superar los límites de la comodidad y el egoísmo para ir a su encuentro.
Reflexionemos: ¿Qué enseñanza nos deja la fe de los amigos del paralítico?, ¿somos atentos y solidarios con las necesidades de los demás?
Oremos: Danos, Señor, un corazón atento y sensible a las necesidades de todos aquellos que están a nuestro lado, capaz de superar las dificultades que muchas veces nos impiden ir a tu encuentro. Amén.
Recordemos: Cada uno de nosotros tiene la capacidad de interceder por los demás.
Actuemos: Pidamos en este día por las necesidades de quienes conocemos y sabemos que sufren o pasan por alguna dificultad o enfermedad.
Profundicemos: La oración es el mejor medio que tenemos a nuestro alcance para interceder por las necesidades de quienes nos rodean (Libro: El poder de la oración).