“Vino Juan el Bautista, y los pecadores le creyeron”
Mateo 21, 28-32
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Transitar por caminos de justicia, es abrir el corazón para sintonizar con el querer de Dios. “Porque cuando vino Juan el Bautista para indicarles el camino de la justicia, no le creyeron, mientras que los pecadores públicos y las prostitutas sí le creyeron”. Es importante revisar lo que nos mueve en lo profundo de nuestro ser y cómo estamos respondiendo en esas opciones de vida para cumplir con la voluntad Divina. Porque honrar a Dios no es cumplir normas, ritos y preceptos externos, sino la coherencia de nuestra vida, que tiene que ver entre lo que profesamos y las obras concretas que realizamos. Como dice un adagio: “obras son amores, y no buenas razones” Las relaciones auténticas con Dios se establecen sobre los compromisos que asumimos. Así nos lo deja claro Jesús en la parábola cuando hace la invitación a los dos hijos de trabajar en su viña. El primer hijo responde que “no” pero luego se arrepiente y va. Mientras que el otro dice muy amablemente “si” pero nunca llega.
Reflexionemos: Detengámonos en la misma pregunta que Jesús hace: “¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” ¿Cuál es mi compromiso como cristiano?
Oremos: Señor, enséñame a ser misericordioso no sólo con los otros, sino conmigo mismo para cumplir tu voluntad. Amén
Recordemos: “Les aseguro que antes que ustedes, van a entrar al Reino de Dios los pecadores públicos y las prostitutas”.
Actuemos: Revisaré cómo va mi camino de conversión propuesto en éste adviento, y si no es mucho el progreso, me pondré una nueva meta.
Profundicemos: “Un «corazón arrepentido» que sabe reconocer los propios pecados es la condición fundamental para encaminarse por la «senda de la salvación». Entonces el «juicio» del Señor no dará miedo, sino que dará «esperanza»”. Papa Francisco.
Te invitamos a profundizar La Palabra de Dios con el Misal popular .