Escucha La Palabra de Dios para cada día
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 15, 15-20
Si quieres, puedes cumplir los mandamientos y ser fiel haciendo lo que a Dios agrada. Tienes delante fuego y agua: extiende tu mano a lo que quieras. Frente a cada uno se encuentran vida y muerte, cada cual recibirá lo que desee. Porque es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder, Él lo ve todo. Dios observa a sus criaturas y conoce todo lo que hace el hombre. Él a nadie le concedió el derecho de pecar, y no deja sin castigo al impostor que así lo afirme.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Salmo responsorial 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón / R.
Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus decretos / R.
Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu ley / R.
Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón / R.
Segunda Lectura
Lectura de la Primera Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 6-10
Hermanos: También nosotros empleamos, entre los ya iniciados, un lenguaje sabio, pero que no es el de la sabiduría de este mundo ni el de los poderes fugaces que aún imperan. Nuestro lenguaje y nuestra sabiduría son los de los misterios divinos: sabiduría escondida, pero que Dios, desde la eternidad, había decidido revelar para gloria nuestra. Ninguno de esos poderes pudo conocerla; pues si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como dice la Escritura, eso “que nadie jamás había visto ni escuchado”, ni ningún ser humano había llegado a imaginarse, lo tenía Dios preparado para los que lo aman, y nos lo reveló a nosotros por medio de su Espíritu. Porque el Espíritu penetra todos los secretos, aun los secretos más profundos de Dios.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Aclamación antes del Evangelio (Cf. Mt 11, 25)
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios de tu Reino a los pequeños.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-37
“En la antigua Ley se dice… pero yo les digo”
En el sermón de la montaña prosiguió Jesús diciendo a sus discípulos: “No piensen que yo viene a desvirtuar la Ley y los Profetas. No vine a desvirtuarlos sino a darles todo su valor. Se lo aseguro: antes dejarán de existir el cielo y la tierra, que deje de cumplirse una sola letra o coma de la Ley. Por eso, el que suprima uno solo de los mandamientos más pequeños y les enseñe eso a los demás, será el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Les digo que si no cumplen la voluntad de Dios mejor que los escribas y los fariseos, no entrarán al reino de los cielos. Saben que desde antiguo se mandó: ‘No matarás’. Y el que mate debe ser sometido a juicio. Pero yo les digo: Debe ser sometido a juicio todo el que se enoje con su hermano. Y el que trate a su hermano de estúpido merece ser llevado ante el tribunal; y el que lo trate de imbécil merece el fuego del infierno. Por eso, si al ir a presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda, delante del altar, y ve a reconciliarte primero con tu hermano. Entonces sí vuelve a presentar tu ofrenda. Si te ponen pleito, procura arreglar por las buenas con la otra parte, antes de llegar al tribunal, no sea que el otro te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo. Saben que está mandado: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo les digo: Todo el que mira a una mujer con malos deseos, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Y si el que te hace pecar es tu ojo derecho, sácatelo y tíralo, porque más vale perder un órgano que ir a parar entero al infierno. Y si te hace pecar tu mano derecha, córtatela y tírala, porque más vale perder un miembro que ir a parar de cuerpo entero al infierno. Está mandado: ‘El que despida a su mujer, debe darle el acta de divorcio’. Pero yo les digo: Todo el que se divorcia de su mujer, fuera del caso de unión carnal ilegítima, la induce al adulterio, y el que se casa con una divorciada, comete adulterio. También saben que desde antiguo se mandó: ‘No jurarás en falso’ y ‘Le cumplirás al Señor lo que le jures’. Pero yo les digo: Simplemente, no jurar. Ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, pues ni siquiera puedes volver banco o negro un solo pelo. Baste con decir ‘sí o no’. Ir más allá de eso es cosa del Maligno”.
S: Palabra del Señor
T: Gloria a ti, Señor Jesús