12 de abril del 2025

Para reunir a los hijos de Dios dispersos

(Jn 11, 45-57)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

En estos días de Cuaresma, los evangelios nos presentan una constante: Jesús es atacado y perseguido constantemente. Su presencia incomoda, pero hay un grupo que cree en el Señor y lo siguen. Y nosotros, ¿de qué lado estamos?  ¿Tenemos miedo frente a la persecución y el juicio?  Este es el mismo miedo que sienten los fariseos. Ellos no están interesados en conocer la verdad sobre Jesús. ¿Será realmente un enviado de Dios? ¿Será realmente, como Él mismo dice, el Hijo de Dios, el Mesías, el Esperado? La preocupación de los judíos por Jesús es más bien el miedo que tienen a que Él ponga en peligro su estilo de vida estable y los obligue a cambiar, a salir de sus vidas rutinarias vacías, de su injusta posición de poder. Para las autoridades judías Jesús es un hombre peligroso para el Imperio Romano, y por eso, buscaban la forma de prenderlo.

 

Reflexionemos: Este tiempo de Cuaresma, me coloco frente a mi propia fragilidad; por eso saco un tiempo para vivir un retiro espiritual, o simplemente hago una reflexión que me lleve a preguntarme: ¿De qué lado estoy cuando enjuician a una persona y sé que es inocente? ¿Me dejo llevar por mis intereses personales cuando debo tomar una decisión frente a situaciones donde hay engaño, estafa o mentira?

 

Oremos: Señor Jesús, tú también fuiste acusado y perseguido en los días previos a tu pasión, pero nunca te desanimaste. Enséñame a afrontar con valor las dificultades que vivo y acogerlas con mayor optimismo y esperanza. Amén.

 

Actuemos: Dedico un tiempo para visitar a una persona que haya sufrido la persecución y el rechazo.

 

Profundicemos“‘¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales’. Ellos no dicen: ‘Creemos’. Estos hombres perdidos se ocupaban mejor de hacer daño y de matar, que de la manera de salvarse a sí mismos. Y, sin embargo, temían y se consultaban unos a otros: ‘¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchos milagros’” (San Agustín de Hipona).

 

📑 Recomendado: Esperanza para todos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

¿Requiere asesoria? Activar chat