Una Mirada desde la experiencia
Virgilio Esterilla -Coopau:Bogotá
Experimentamos una nueva realidad de los procesos educativos en los contextos colombianos, a raíz de los escenarios que se viven hoy por cuenta del coronavirus (Covid-19), por esta pandemia que nos obligó a cerrar escuelas, colegios y Universidades, etc. Desde ahí, surgieron muchos interrogantes como: ¿Qué vamos hacer para continuar desarrollando las actividades académicas con los estudiantes?, ¿cómo lo vamos realizar?, y ¿cuándo lo vamos hacer?; preguntas que ayudaron a replantear las actividades normales que estaban planeadas antes de la pandemia. Sin lugar a dudas, esto generó una alteración en el orden que se vivía día a día, lo primero que hicimos fue realizar un paquete de actividades que se entregaron en físico para que los estudiantes las realizaran durante las dos primeras semanas, pensando que la enfermedad no iba a durar tanto tiempo, pero infortunadamente el problema se agudizó, algunas empresas cerraron y padres que trabajaban independientes empezaron a quedarse sin el diario para suplir las necesidades básicas del hogar, sumado a esto apareció el estrés emocional de estudiantes y padres de familia.
Los maestros y estudiantes dejamos nuestras aulas, espacio en el cual teníamos a la mano herramientas como: tableros, bancos de libros, sala de internet y laboratorios. Además de las interacciones que nos permitían tener una interlocución más directa y afectiva con nuestros alumnos… todo esto quedó en pausa. Por lo tanto, para continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje tuvimos que adaptar espacios de nuestros hogares en salones de clase.
La nueva realidad invitó al maestro a enseñar desde la distancia. Mi primera experiencia con el equipo docente del nivel fue tejer y consolidar un grupo en whatsapp, pero vaya qué problema, hay estudiantes y padres que no cuentan con celulares con conectividad, en fin, se logró organizar un grupo solidario del colegio para contactar y acercarles el material de trabajo. Desde lo académico y pedagógico se replantearon las actividades enfocadas a orientar acerca de las medidas de prevención, para evitar el contagio, posteriormente, a medida que se asimiló el nuevo tiempo que se estaba viviendo continuamos desarrollando los temas de los planes de áreas, desde una perspectiva diferente, haciendo una flexibilización y adaptación de contenidos curriculares, para encontrarnos a través de plataformas.
Los profesores que no manejábamos las plataformas como zoom, meet, team, entre otras, aprendimos a usarlas para luego enseñarles a los estudiantes y padres de familia; estas herramientas tecnológicas nos acercaron en medio de la pandemia fortaleciendo así el tejido de la comunidad educativa, pero también nos han dejado ver otra realidad y es que muchos de nuestros niños no cuentan con conectividad a la Internet, por ello actualmente en el colegio hay un grupo muy significativo de niños que están desarrollando sus actividades académicas con el material que se les entrega en físico.
Finalmente, considero que esta pandemia nos dejará muchas cosas positivas y como se dice por ahí “después de la tormenta viene la calma”, sueño que la educación salga fortalecida a la luz de las nuevas metodologías que los maestros estamos desarrollando; sueño con personas más sensibles frente a los problemas del otro, reconociendo que se debe trabajar por una sociedad más justa, más humana, que valore las maravillas de nuestros contextos, reconocer que somos frágiles y convivir en armonía con otros seres vivos, entendiendo la lógica de que somos pasajeros como el viento, y que un día nuestros ojos se cerrarán y serán otros quienes podrán ver lo bueno o malo que dejemos a la sociedad y a la casa de todos,
NUESTRO PLANETA TIERRA.