Un mes con San Pablo

Es un bonito mes en el que nos proponemos tres cosas:

Conocer a San Pablo y dar gracias al Señor por haber obrado tantas maravillas en el apóstol Pablo: convirtiéndolo del judaísmo; enriqueciéndole con tanta ciencia; encendiéndole del más puro amor a Jesús; llenándole del más sagrado celo; dándole constancia el predicar el Evangelio hasta el martirio.

 

Imitar un poco las virtudes de San Pablo, en particular aquellas en que más se distinguió: la humildad, la caridad, la prontitud en corresponder a las gracias del Señor; y aún más, en las virtudes que le han ganado la admiración en el mundo entero, a saber, el celo por las almas, el espíritu de sacrificio, la fe inquebrantable.

 

Rezar al Apóstol para que nos obtenga la abundancia de gracia que él tuvo del Señor. Quienes se le acercaron en la tierra obtuvieron muchos bienes espirituales e incluso materiales: también ahora, cuando se encuentra ya glorioso en el paraíso, podemos pedir, esperar y recibir.

Importancia

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San Pablo es precisamente el apóstol al que nosotros, descendientes de los gentiles, debemos especialísimo reconocimiento, ya que él es nuestro Apóstol, por haber sido el apóstol de los gentiles.

San Pablo es de un corazón tan bueno, suave cual de padre, que san Juan Crisóstomo lo consideró altamente semejante al corazón de nuestro Señor Jesucristo.

San Pablo entró tan vivamente en el espíritu, en el amor, en la doctrina del Maestro Divino, que cada día más se le reconoce como el discípulo fidelísimo, el intérprete más acreditado.

San Pablo es el apóstol que cada día va siendo más conocido, amado, invocado, a medida que el mundo se hace capaz de comprender mejor.

¿Cómo pasaremos este mes?

Estaremos con San Pablo con el espíritu de Tito, que tuvo la suerte de tratar familiarmente con el Apóstol durante mucho tiempo.

Él estuvo como discípulo, ante todo, lleno de admiración por la vida del apóstol, trataba de vivir como él.

Imitaremos sus virtudes, en particular nos preguntaremos constantemente ¿Qué haría San Pablo si estuviera en mi lugar?

Tito escuchaba las enseñanzas de Pablo, conservaba en su corazón y las meditaba. También tenía la suerte de orar con el apóstol, notaba su corazón inflamado.

Por su parte el apóstol llevaba a Tito en su corazón, para el pedía la divina misericordia y le obtenía todo género de gracias.

Meditando los ejemplos del apóstol Pablo, estudiando sus enseñanzas y rezándole, nos formaremos en él: seremos en el espíritu y en el corazón verdaderos paulinos.

OBSEQUIO: con humildad recitemos las palabras de san Pablo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”

San Pablo apóstol, ruega por nosotros.

Santiago Alberione, El Apóstol Pablo, inspirador y modelo. Roma: San Paolo, 2008. (Día 1: meditación del Beato Timoteo Giaccardo).

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