27 de abril

“Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” 

(Jn 14, 7-14)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Venimos escuchando de las auto revelaciones de Jesús el mensaje que el Maestro ha dado a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, ante la pregunta que el apóstol ha hecho: ¿cómo podemos saber el camino?

La continuidad del Evangelio de San Juan en el capítulo 14 nos sitúa hoy en la experiencia del conocimiento del Maestro que a la vez es la misma experiencia del conocimiento del Padre que el Hijo tiene; “si me conocieras a mí, conocerías también a mi Padre”. Sin embargo, Felipe además de querer conocer el camino también desea conocer al Padre: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Y la respuesta de Jesús buscará de nuevo llevar al apóstol, hoy al oyente, a la experiencia del seguimiento de Jesús, de quien siguiéndolo no sólo lo conocen a él, sino que también conocen al Padre.

Para Jesús, que ha tenido a la multitud, a los discípulos y ahora a los apóstoles preguntándole ¿quién es? resulta desalentadora la respuesta: “hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y no me conoces Felipe? La experiencia del amor, del seguimiento, de la entrega, de la donación tiene como base el conocimiento, “nadie ama lo que no conoce”, y el seguimiento en la persona de Jesús como la entrega incondicional al amor del Padre, se dan por el llamado del Hijo, cuando las obras de sus seguidores lo revelan: “Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras”. La experiencia de la fe, es decir, creer en la acción fecunda que lleva al poder de las obras, es lo que muchos hombres y mujeres han vivido y han hecho posible, para que la acción del Evangelio se encarne en el tiempo y en la historia; así lo creyó y lo vivió, por ejemplo, Madre Teresa de Calcuta quien, dudando como Tomás, hizo visible la caridad en nuestro tiempo.

 

Reflexionemos: La experiencia del amor y de la entrega para que sea fecunda y visible a través de las obras, radica en el conocimiento de sí mismo, de los otros, de Dios, del entorno y sus condiciones ¿Qué tanto conozco lo que vivo y digo que soy?

 

Oremos: “Jesús, Camino entre el Padre y nosotros, todo lo ofrezco y todo lo espero de ti. Jesús Camino, que yo sea ejemplo y modelo para la humanidad” (Beato Santiago Alberione).

 

Actuemos: La experiencia de la vida nos ha llevado a recorrer experiencias inimaginables, entre los caminos y el Camino ¿Cuál camino que sigo en este momento de mi vida y de mi historia personal? ¿Es el auténtico camino?

 

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