7 de septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 9-14

Hermanos: No dejamos de orar por ustedes y de pedir que consigan un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual. De esta manera su conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que los ha hecho capa-ces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 97, 2-6

R. El Señor da a conocer su salvación.

El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel / R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen / R.
Tañan la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamen al Rey y Señor / R.

Aclamación antes del Evangelio (Mt 4, 19)

Vengan en pos de mí –dice el Señor–, y los haré pescadores de hombres.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

Dejándolo todo, lo siguieron

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando Él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echen sus redes para la pesca”. Respondió Simón y dijo: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”. Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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