24 de julio

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro del Éxodo 19, 1-2. 9-11. 16-20b

A los tres meses de salir de la tierra de Egipto, aquel día, los hijos de Israel llegaron al desierto del Sinaí. Salieron de Refidín, llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña. El Señor le dijo: “Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo hable contigo, y te crean siempre”. Y Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho. El Señor dijo Moisés: “Vuelve a tu pueblo y purifícalos hoy y mañana; que se laven la ropa y estén preparados para el tercer día; pues el tercer día descenderá el Señor sobre la montaña del Sinaí a la vista del pueblo”. Al tercer día, al amanecer, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre la montaña; se oía un fuerte sonido de trompeta y toda la gente que estaba en el campamento se echó a temblar. Moisés sacó al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie de la montaña. La montaña del Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre ella en medio de fuego. Su humo se elevaba como el de un horno y toda la montaña temblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El Señor descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte. El Señor llamó a Moisés a la cima de la montaña.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial Dn 3, 52-56

R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre, santo y glorioso / R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria / R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino / R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos / R.
Bendito eres en la bóveda del cielo / R.

Aclamación del Evangelio (Cf. Mt 11, 25)

“Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 10-17

“A ustedes se les han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no”

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?”. Él les contestó: “A ustedes se les han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: ‘Oirán con los oídos sin entender; mirarán con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure’. Pero bienaventurados los ojos de ustedes porque ven y los oídos de ustedes porque oyen. En verdad les digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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