Jesús nos dice hoy con particular firmeza: “Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se apegará al uno y menospreciará al otro; no pueden servir a Dios y al dinero. Aunque el modo de hablar de Jesús es firme y obligante, su intención es invitar a la confianza en Dios Papá que cuida nuestra vida con ternura: por eso dice: “No estén agobiados por el alimento o el vestido”, y vuelve a repetir: “¿Por qué se agobian por estas cosas? ¿No ven cómo Dios viste los lirios del campo y cuida de los pajaritos? ¿Cómo no va cuidar de ustedes que valen mucho más que ellos?”. Qué bueno es Jesús con nosotros: Él no quiere que vivamos angustiados por lo que comeremos o vestiremos; su Padre Dios que es también nuestro Papá conoce todas nuestras necesidades. Por eso, nos invita a reconocer cuánto Dios nos valora y nos cuida. Nosotros, como sus hijos nos sentimos amados por Dios, nuestro Padre y confiamos en Él como niños; como sus hijos.
¿Vivo preocupado por las necesidades que aumentan cada día? ¿Hago con sencillez lo que está de mi parte y confío que el Padre nunca me abandona?
Señor, Padre bueno, me has demostrado de muchas maneras que tu amor providente nunca me abandona; ayúdame a dejar mi vida y mi familia en tus manos de Padre con la sencillez y la confianza de los niños. Amén.
Cuando sienta el peso de las necesidades y no sepa afrontar los problemas de mi vida, dedico un tiempo de mi jornada a orar y dejo en manos de mi Padre Dios todos mis afanes y preocupaciones.
“Busquen, primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por eso, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propios afanes”.
“Jesús nos exhorta con insistencia a no preocuparnos del mañana, recordando que por encima de todo está un Padre amoroso que no se olvida nunca de sus hijos: fiarse de Él no resuelve mágicamente los problemas, pero permite afrontarlos con el estado de ánimo adecuado, valientemente. Soy valiente porque me fío de mi Padre que cuida de todo y que me quiere mucho” (Papa Francisco).
