«Este enseñar con autoridad es nuevo.
Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen».
(Marcos 1, 21-28)
La presencia y la palabra de Jesús provocan asombro en quienes tienen el corazón dispuesto para Dios; y miedo y rechazo en quien está poseído por el mal.
Es lo que constamos en el evangelio de hoy: mientras muchos se alegran porque Jesús habla con autoridad, toca el corazón y lo trasforma, un hombre poseído por el maligno gritó lleno de espanto: ¿Has venido a acabar con nosotros? Jesús, reconoció la voz del maligno en él y le ordenó: “Cállate y sal de él”; y el espíritu lo retorció y salió de él.
Jesús tiene un modo de enseñar nuevo que asombra, llega al corazón; su Palabra tiene poder transformador, quien la escucha con fe se siente tocado en lo profundo del corazón y experimenta que su inclinaciones al mal son transformadas en propósitos de bien.
Reflexionemos:
¿He experimentado alguna vez que Jesús ha cambiado los sentimientos de mi corazón? ¿Cómo me he sentido? ¡Tu cambias el corazón Señor¡
Oremos:
Gracias Jesús porque con la fuerza de tu Palabra nos liberas del poder del mal. Ayúdanos a escucharla y meditarla con total confianza. Amén
Recordemos:
¡Que es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo: ¡Hasta a los espíritus inmundo les manda y le obedecen!
Actuemos:
Cuando me sienta tentado por el mal, leo con profunda fe la Palabra de Dios.
Profundicemos:
“Dios es tu todo: si tienes hambre, es tu pan; y si tienes sed, es tu agua; y si estás en la oscuridad, es tu luz, que permanece siempre incorruptible; y si estás desnudo, será tu vestido de inmortalidad, cuando todo lo que es corruptible se vista de incorruptibilidad y lo que es mortal se vista de inmortalidad” San Agustín