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Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis 14, 18-20

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo: “Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y de tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos”. Y Abrán le dio el diezmo de todo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 109, 1-4

R: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies” / R.
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos / R.
“Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, desde el seno, antes de la aurora” / R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: “Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec”/ R.

Segunda Lectura

Lectura de la Primera Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en memoria mía”. Por eso, cada vez que comen de este pan y beben del cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Jn 6, 51)

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo –dice el Señor–; el que coma de este pan vivirá para siempre”.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 11b-17

Comieron todos y se saciaron

En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: “Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Ellos replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente”. Porque eran unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno”. Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando Él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 1-10

Hermanos: ¿Hay que gloriarse?: sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años –si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe– fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre –si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe– fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir. De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a mí respecta, solo me gloriaré de mis debilidades. Aunque, si quisiera gloriarme, no me comportaría como un necio, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que nadie me considere superior a lo que ve u oye de mí. Por la grandeza de las revelaciones, y para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: “Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad”. Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 33, 8-13

R: Gusten y vean qué bueno es el Señor.

El ángel del Señor acampa en torno a quienes le temen y los protege. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él / R.
Todos sus santos, teman al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada / R.
Vengan, hijos, escúchenme: los instruiré en el temor del Señor. ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? / R.

Aclamación antes del Evangelio (2 Co 8, 9)

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecerlos con su pobreza.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34

“No se agobien por el mañana”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: no estén agobiados por la vida de ustedes pensando qué van a comer, ni por el cuerpo de ustedes pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Miren los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? ¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón, en todo su esplendor, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? No anden agobiados pensando qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso. Busquen sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se les dará por añadidura. Por tanto, no se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 18. 21b-30

Hermanos: Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo voy a gloriarme. A lo que alguien se atreva –lo digo disparatando–, también me atrevo yo. ¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas? También yo. ¿Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Que son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo. Más en fatigas, más en cárceles: muchísimo más en palizas y, frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé una noche y un día en alta mar. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa. Y aparte de todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin que yo me indigne? Si hay que gloriarse, me gloriaré de lo que muestra mi debilidad.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 96, 1-7

R: Dios libra a los justos de sus angustias.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren / R.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias / R.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el afligido invocó al Señor, Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias / R.

Aclamación antes del Evangelio (Mt 5, 3)

“Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

“Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No atesoren para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los roen, ni ladrones que abran boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 1-11

Hermanos: ¡Ojalá me toleraran algo de locura!; aunque ya sé que me la toleran. Tengo celos de ustedes, los celos de Dios, pues los he desposado con un solo marido, para presentarlos a Cristo como una virgen casta. Pero me temo que, lo mismo que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se perviertan las mentes de ustedes, apartándose de la sinceridad y de la pureza debida a Cristo. Pues, si se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que les he predicado, o les propone recibir un espíritu diferente del que recibieron, o aceptaron un Evangelio diferente del que aceptaron, lo toleran tan tranquilos. No me creo en nada inferior a esos super apóstoles. En efecto, aunque en el hablar soy inculto, no lo soy en el saber; que en todo y en presencia de todos se lo hemos demostrado. ¿O hice mal en abajarme para elevarlos a ustedes, anunciando de balde el Evangelio de Dios? Para estar al servicio de ustedes tuve que despojar a otras comunidades, recibiendo de ellas un subsidio. Mientras estuve con ustedes, no me aproveché de nadie, aunque estuviera necesitado; los hermanos que llegaron de Macedonia atendieron a mi necesidad. Mi norma fue y seguirá siendo no serles gravoso en nada. Por la verdad de Cristo que hay en mí: nadie en toda Grecia me quitará esta satisfacción. ¿Por qué? ¿Porque no los quiero? Bien sabe Dios que no es así.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 110, 1-2. 3-4. 7-8

R: Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman / R.
Esplendor y belleza son su obra, su justicia dura por siempre. Ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente / R.
Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud / R.

Aclamación antes del Evangelio (Rm 8, 15bc)

Han recibido un espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abbá, Padre!”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15

“Ustedes recen así”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal’. Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes los perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-11

Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama ‘al que da con alegría’. Y Dios tiene poder para colmarlos de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, les sobre para toda clase de obras buenas. Como está escrito: “Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanece eternamente”. El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará la semilla de ustedes y aumentará los frutos de su justicia. Siempre serán ricos para toda largueza, la cual, por medio de nosotros, suscitará acción de gracias a Dios.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 111, 1-4. 9

R: Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita / R.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad dura por siempre. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo / R.
Reparte limosna a los pobres; su caridad dura pos siempre y alzará la frente con dignidad / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 14, 23)

“El que me ama guardará mi Palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

“Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad les digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, 1-9

Les informamos, hermanos, de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia: en las pruebas y tribulaciones ha crecido su alegría, y su pobreza extrema se ha desbordado en tesoros de generosidad. Puesto que, según sus posibilidades, se lo aseguro, e incluso por encima de sus posibilidades, con toda espontaneidad nos pedían insistentemente la gracia de poder participar en la colecta a favor de los santos. Y, superando nuestras expectativas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor y además a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. En vista de eso, le pedimos a Tito que concluyera esta obra de caridad entre ustedes, ya que había sido Él quien la había comenzado. Y lo mismo que sobresalen en todo –en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que les hemos comunicado–, sobresalgan también en esta obra de caridad. No se lo digo como un mandato, sino que deseo comprobar, mediante el interés por los demás, la sinceridad de su amor. Pues conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para enriquecerlos con su pobreza.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 145, 2. 5-9a

R: Alaba, alma mía, al Señor.

Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista / R.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él / R.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos / R.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 13, 34)

Les doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que se amen unos a otros, como yo los he amado.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48

“Amen a sus enemigos”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo’ y ‘aborrecerás a tu enemigo’. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura del libro de Ester 4, 17 

En aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugió en el Señor. Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo: “¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro. Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él. Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 137, 1-3. 7cd. 8bc

R: Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

azón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario / R.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma / R.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos / R.

Aclamación antes del Evangelio (Sal 51, 12a. 14a)

“Oh Dios, crea en mí un corazón puro; y devuélveme la alegría de tu salvación”.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

“Todo el que pide recibe”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de ustedes le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que quieran que los demás hagan con ustedes, háganlo ustedes con ellos; pues esta es la ley y los profetas”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 6, 5-17

Una palabra amable multiplica los amigos y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil. Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia. Hay amigos que se convierten en enemigos, y te avergüenzan descubriendo tus litigios. Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia. Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares. Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia. Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable. Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35

R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

Bendito eres, Señor, enséñame tus decretos / R.
Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras / R.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley / R.
Instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas / R.
Enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón / R.
Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Jn 17, 17b.a)

“Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12

“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?”. Él les replicó: “¿Qué les ha mandado Moisés?”. Contestaron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla”. Jesús les dijo: “Por la dureza de su corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 5, 1-10

No confíes en tus riquezas, ni digas: “Con esto me basta”. No sigas tu instinto y tu fuerza, secundando las pasiones de tu corazón. Y no digas: “¿Quién puede dominarme?”, o bien: “¿Quién logrará someterme por lo que he hecho?”, porque el Señor ciertamente te castigará. No digas: “He pecado, y, ¿qué me ha pasado?”, porque el Señor sabe esperar. Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras pecado. Y no digas: “Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados”, porque Él tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás. No confíes en riquezas injustas, porque de nada te servirán el día de la desgracia.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 1, 1-4. 6

R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche / R.
Será como un árbol ¡plantado al borde de la acequia: da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin / R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. 1Ts 2, 13)

“Acojan la Palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 41-50

“Más te vale entrar manco en la vida,
que ir con las dos manos a la ‘gehenna’”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que les dé a beber un vaso de agua porque son de Cristo, en verdad les digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la ‘gehenna’, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la ‘gehenna’. Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la ‘gehenna’, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? Tengan sal entre ustedes y vivan en paz unos con otros”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 4, 11-19

La sabiduría educa a sus hijos y se cuida de los que la buscan. El que la ama, ama la vida, y los que madrugan por ella se llenarán de gozo. El que la adquiere heredará la gloria y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá. Los que la sirven, sirven al Santo, y a los que la aman, los ama el Señor. El que la escucha, juzgará a las naciones, y el que a ella se aplica, vivirá seguro. Si confía en ella, la recibirá en herencia, y sus descendientes la tendrán en posesión. Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos y lo escrutará con cuidado; le infunde miedo y temblor, lo atormenta con su disciplina, hasta que pueda confiar en él, y lo pone a prueba con sus exigencias. Pero luego vuelve a él por el camino recto, lo colma de alegría y le revela sus secretos, y lo enriquecerá de ciencia y de conocimiento recto. Si él se desvía, lo abandonará y lo dejará a merced de su propia ruina.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 118, 165. 168. 171-172. 174-175

R. Mucha paz tiene los que aman tu ley, Señor.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar / R.
Guardo tus preceptos y tus mandatos, y tú tienes presentes mis caminos / R.
De mis labios brota la alabanza, porque me enseñaste tus decretos / R.
Mi lengua canta tu promesa, porque todos tus preceptos son justos / R.
Ansío tu salvación, Señor; tu ley es mi delicia / R.
Que mi alma viva para alabarte, que tus mandamientos me auxilien / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 14, 6)

“Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40

“El que no está contra nosotros está a favor nuestro”

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros”. Jesús respondió: “No se lo impidan, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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