Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del Segundo libro de los Macabeos 7, 1. 20-31

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. En extremo admirable y digna de recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno y les decía en su lengua patria: “Yo no sé cómo aparecieron en mi seno: yo no les regalé el aliento ni la vida, ni organicé los elementos de su organismo. Fue el Creador del universo, quien modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, por su misericordia, les devolverá el aliento y la vida, si ahora se sacrifican por su ley”. Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo; más aún, le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien. Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo: se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: “¡Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crie durante tres años, ¡y te he alimentado hasta que te has hecho mozo! Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen, y ten presente que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el género humano. No temas a ese verdugo; mantente a la altura de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos”. Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: “¿Qué esperan? No obedezco el mandato del rey; obedezco el mandato de la ley dada a nuestros padres por medio de Moisés. Pero tú, que eres el causante de todas las desgracias de los hebreos, no escaparás de las manos de Dios”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 17, 1. 5-6. 8. 15

R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño / R.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras / R.
Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme. Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Jn 15, 16)

Yo los he elegido del mundo –dice el Señor–, para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28

“¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?”

En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida. Dijo, pues: “Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: ‘Negocien mientras vuelvo’. Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: ‘No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros’. Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez’. Él le dijo: ‘Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades’. El segundo llegó y dijo: ‘Tu mina, señor, ha rendido cinco’. A ese le dijo también: ‘Pues toma tú el mando de cinco ciudades’. El otro llegó y dijo: ‘Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado’. Él le dijo: ‘Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses’. Entonces dijo a los presentes: ‘Quítenle a este la mina y dénsela al que tiene diez minas’. Le dijeron: ‘Señor, ya tiene diez minas. Les digo: ‘al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, tráiganlos acá y degüéllenlos en mi presencia’”. Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del Segundo libro de los Macabeos 6, 18-31

En aquellos días, Eleazar era uno de los principales maestros de la ley, hombre de edad avanzada y semblante muy digno. Le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida. Quienes presidían este impío banquete, viejos amigos de Eleazar, movidos por una compasión ilegítima, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y, dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración. Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la ley santa dada por Dios, respondió coherentemente, diciendo enseguida: “¡Envíenme al sepulcro! No es digno de mi edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar a los noventa años ha apostatado y si miento por un poco de vida que me queda se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar e infamar mi vejez. Y aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no me libraría de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble, por amor a nuestra santa y venerable ley”. Dicho esto, se fue enseguida al suplicio. Los que lo llevaban, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su actitud benévola de poco antes. Pero él, a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros: “Bien sabe el Señor, dueño de la ciencia santa, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y que en mi alma los sufro con gusto por temor de Él”. De esta manera terminó su vida, dejando no solo a los jóvenes, sino a la mayoría de la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 3, 2-7

R. El Señor me sostiene.

Señor, cuántos son mis enemigos, cuántos se levantan contra mí; cuántos dicen de mí: “Ya no lo protege Dios” / R.
Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza. Si grito invocando al Señor, Él me escucha desde su monte santo / R.
Puedo acostarme y dormir y despertar: el Señor me sostiene. No temeré al pueblo innumerable que acampa a mi alrededor. Levántate, Señor; sálvame, Dios mío / R.

Aclamación antes del Evangelio (1Jn 4, 10b)

Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

“El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa”. Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”. Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: “Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del Primer libro de los Macabeos 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64

En aquellos días, brotó un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seleúcida. Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos: “Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias”. Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey. El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal. El rey decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su reino, obligando a cada uno a abandonar la legislación propia. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos hijos de Israel adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. El día quince de Casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar de los holocaustos la abominación de la desolación; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno. Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Rasgaban y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; al que le descubrían en casa un libro de la Alianza, y a quien vivía de acuerdo con la ley, lo ajusticiaban según el decreto real. Pero hubo muchos hijos de Israel que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza santa. Y murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 119, 53. 61. 134. 150. 155. 158

R. Dame vida, Señor, para que observe tus decretos.

Sentí indignación ante los malvados, que abandonan tu voluntad / R.
Los lazos de los malvados me envuelven, pero no olvido tu ley / R.
Líbrame de la opresión de los hombres, y guardaré tus mandatos / R.
Ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu ley / R.
La salvación está lejos de los malvados, que no buscan tus decretos / R.
Viendo a los renegados, sentía asco, porque no guardan tus palabras / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 8, 12b)

Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43

“¿Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que recobre la vista”

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: “Pasa Jesús el Nazareno”. Entonces empezó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él dijo: “Señor, que recobre la vista”. Jesús le dijo: “Recobra la vista, tu fe te ha salvado”. Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de Malaquías 3, 19-20a

He aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz. Pero a ustedes, los que temen mi nombre, los iluminará un sol de justicia y hallarán salud a su sombra.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 98, 5-9

R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

Tañan la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamen al Rey y Señor / R.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes / R.
Al Señor, que llega para regir la tierra / R.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7-12

Hermanos: Ya saben ustedes cómo tienen que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre ustedes sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes. No porque no tuviéramos derecho, sino para darles en nosotros un modelo que imitar. Además, cuando estábamos entre ustedes, les mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo. A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Lc 21, 28bc)

Levántense, alcen la cabeza, se acerca su liberación.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-19

“Con su perseverancia salvarán sus almas”

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: “Esto que contemplan, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?”. Él dijo: “Miren que nadie los engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: ‘Yo soy’, o bien: ‘Está llegando el tiempo’; no vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida”. Entonces les decía: “Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso les echarán mano, los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndolos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto les servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, métanse bien en la cabeza que no tienen que preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los entregarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus almas”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 18, 14-16; 19, 6-9

Cuando un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu Palabra omnipotente se lanzó desde el cielo, desde el trono real, cual guerrero implacable, sobre una tierra condenada al exterminio; empuñaba la espada afilada de tu decreto irrevocable, se detuvo y todo lo llenó de muerte, mientras tocaba el cielo, pisoteaba la tierra. Toda la creación, obediente a tus órdenes, cambió radicalmente su misma naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio una nube que daba sombra al campamento, la tierra firme que emergía donde antes había agua, el mar Rojo convertido en un camino practicable y el oleaje impetuoso en una verde llanura, por donde pasaron en masa los protegidos por tu mano, contemplando prodigios admirables. Pacían como caballos, y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 105, 2-3. 36-37. 42-43

R. Recuerden las maravillas que hizo el Señor.

Cántenle al son de instrumentos, hablen de sus maravillas, gloríense de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor / R.
Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie enfermaba / R.
Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán. Sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. 2 Ts 2, 14)

Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8

“Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan”

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. “Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ‘Hazme justicia frente a mi adversario’. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme’”. Y el Señor añadió: “Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 13, 1-9

Son necios por naturaleza todos los hombres que han ignorado a Dios y no han sido capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al artífice fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa y a los luceros del cielo, regidores del mundo. Si, cautivados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Señor, pues los creó el mismo autor de la belleza. Y si los asombró su poder y energía, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo, pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se descubre por analogía a su creador. Con todo, estos merecen un reproche menor, pues a lo mejor andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar. Dan vueltas a sus obras, las investigan y quedan seducidos por su apariencia, porque es hermoso lo que ven. Pero ni siquiera estos son excusables, porque, si fueron capaces de saber tanto que pudieron escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor?

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 19, 2-5

R. El cielo proclama la gloria de Dios.

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra / R.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje / R.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 21, 28)

Levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

“El día que se manifieste el Hijo del hombre”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Les digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde, Señor?”. Él les dijo: “Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 7, 22 – 8, 1

La sabiduría posee un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, diáfano, invulnerable, amante del bien, agudo, incoercible, benéfico, amigo de los hombres, firme, seguro, sin inquietudes, que todo lo puede, todo lo observa, y penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles. La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento y en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo. Es efluvio del poder de Dios, emanación pura de la gloria del Omnipotente; por eso, nada manchado la alcanza. Es irradiación de la luz eterna, espejo límpido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Aun siendo una sola, todo lo puede; sin salir de sí misma, todo lo renueva y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas. Pues Dios solo ama a quien convive con la sabiduría. Ella es más bella que el sol y supera a todas las constelaciones. Comparada con la luz del día, sale vencedora, porque la luz deja paso a la noche, mientras que a la sabiduría no la domina el mal. Se despliega con vigor de un confín a otro y todo lo gobierna con acierto.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 119, 89-91. 130. 135. 175

R. Tu Palabra, Señor, es eterna.

Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo / R.
Tu fidelidad, de generación en generación; fundaste la tierra y permanece / R.
Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio / R.
La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes / R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus decretos / R.
Que mi alma viva para alabarte, que tus mandamientos me auxilien / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 15, 5)

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos –dice el Señor–; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25

“El reino de Dios está en medio de ustedes”

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: “¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?”. Él les contestó: “El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: ‘Está aquí’ o ‘está allí’, porque, miren, el reino de Dios está en medio de ustedes”. Dijo a sus discípulos: “Vendrán días en que desearán ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo verán. Entonces se les dirán: ‘Está aquí’ o ‘está allí’; no vayan ni corran detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 1-11

Escuchen, reyes, y entiendan; aprendan, gobernantes de los confines de la tierra. Presten atención, los que dominan multitudes y se sienten orgullosos de tener muchos súbditos: el poder les viene del Señor y la soberanía del Altísimo. Él examinará sus acciones y sondeará sus intenciones. Porque, siendo ministros de su reino, no gobernaron rectamente, ni guardaron la ley, ni actuaron según la voluntad de Dios. Terrible y repentino caerá sobre ustedes, porque un juicio implacable espera a los grandes. Al más pequeño se le perdona por piedad, pero los poderosos serán examinados con rigor. El Dios de todo no teme a nadie, ni lo intimida la grandeza, pues Él hizo al pequeño y al grande y de todos cuida por igual, pero a los poderosos les espera un control riguroso. A ustedes, soberanos, dirijo mis palabras, para que aprendan sabiduría y no pequen. Los que cumplen santamente las leyes divinas serán santificados, y los que se instruyen en ellas encontrarán en ellas su defensa. Así, pues, deseen mis palabras; anhélenlas y recibirán instrucción.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 82, 3-4. 6-7

R. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.

“Protejan al desvalido y al huérfano, hagan justicia al humilde y al necesitado, defiendan al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable” / R.
Yo declaro: “Aunque sean dioses e hijos del Altísimo todos, morirán como cualquier hombre, caerán, príncipes, como uno de tantos” / R.

Aclamación antes del Evangelio (1 Ts 5, 18)

Den gracias en toda ocasión: Esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de ustedes.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

“¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?”

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”. Al verlos, les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?”. Y le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 23 – 3, 9

Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los de su bando. En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y ningún tormento los alcanzará. Los insensatos pensaban que habían muerto, y consideraban su tránsito como una desgracia, y su salida de entre nosotros, una ruina, pero ellos están en paz. Aunque la gente pensaba que cumplían una pena, su esperanza estaba llena de inmortalidad. Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de Él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como sacrificio de holocausto. En el día del juicio resplandecerán y se propagarán como chispas en un rastrojo. Gobernarán naciones, someterán pueblos y el Señor reinará sobre ellos eternamente. Los que confían en Él comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque la gracia y la misericordia son para sus devotos y la protección para sus elegidos.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 34, 2-3. 16-19

R. Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren / R.
Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria / R.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 14, 23)

El que me ama guardará mi Palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a Él.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10

“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”

En aquel tiempo, dijo el Señor: “¿Quién de ustedes, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: ‘Enseguida, ven y ponte a la mesa’? ¿No le dirán más bien: ‘Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú’? ¿Acaso tienen que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo ustedes: cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, digan: ‘Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Comienzo del libro de la Sabiduría 1, 1-7

Amen la justicia, gobernantes de la tierra, piensen correctamente del Señor y búsquenlo con sencillez de corazón. Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas y se revela a los que no desconfían de Él. Los pensamientos retorcidos alejan de Dios y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios. La sabiduría no entra en alma perversa, ni habita en cuerpo sometido al pecado. Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y es ahuyentado cuando llega la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al blasfemo: inspecciona las entrañas, vigila atentamente el corazón y cuanto dice la lengua. Pues el espíritu del Señor llena la tierra, todo lo abarca y conoce cada sonido.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 139, 1-10

R. Guíame, Señor, por el camino eterno.

Señor, tú me sondeas y me conoces. Me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso. Todas mis sendas te son familiares / R.
No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco / R.
¿A dónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro / R.
Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha /
.

Aclamación antes del Evangelio (Flp 2, 15d. 16a)

Brillan como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6

“Si siete veces en un día vuelve a decirte: ‘Me arrepiento’, lo perdonarás”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Es imposible que no haya escándalos; pero, ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tengan cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: ‘Me arrepiento’, lo perdonarás”. Los apóstoles le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor dijo: “Si tuvieran fe como un granito de mostaza, dirían a esa morera: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y les obedecería”.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

Paulinas Colombia Ecuador
Calle 161 A No. 15 - 50 Bogotá - Colombia
Tel: +57 (601) 528 7444 
Cel: +57 313 887 1618
Correo: [email protected]
Cel: +57 315 345 7465

Conecta con nosotros en:

2025 Instituto Misionero Hijas de San Pablo - Paulinas
Paulinas Colombia
Todos los derechos reservados | web by nobacom.com
phone-handsetchevron-down