“Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa”
(Lc 14, 15-24)

Permitamos que la Palabra de Dios entre a nuestra vida:

En nuestras vivencias diarias podemos sentirnos bienaventurados cuando nos abrimos al proyecto de Dios, o por el contrario, vivimos el sinsabor de una vida que se sortea en las incertidumbres. En el evangelio de hoy es un comensal el que le dice a Jesús: “¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios! Y Jesús en su respuesta nos deja ver que el Reino de Dios es un banquete abierto para todos, pero no todos están dispuestos a aceptarlo. Las excusas de los invitados reflejan cómo muchas veces ponemos nuestras prioridades, trabajos o intereses por encima de la invitación de Dios. Sin embargo, el amor del Padre no se cansa y abre su mesa a los pequeños, a los pobres y a quienes parecen menos importantes. El Señor nos invita hoy a revisar qué nos impide responder con prontitud y alegría a su llamada y a reconocer que siempre hay un lugar para nosotros en su casa. El Reino de Dios está abierto para todos, pero solo entra quien acepta su invitación con corazón disponible.

Reflexionemos:

¿Qué excusas me están alejando de aceptar plenamente la invitación que Dios me hace? ¿Cómo puedo ayudar a otros a descubrir que en el Reino de Dios hay lugar para todos?

Oremos:

Señor, gracias por invitarme cada día a tu banquete de amor. Quita de mi corazón todo lo que me aleja de ti. Hazme portador de tu invitación para quienes más te necesitan. Señor, ayúdame a decirte “sí” sin reservas cada día. Hazme testigo de tu amor que invita, acoge y llena de vida a todos. Amén.

Libro Recomendado

Los santos de cada día 2 / Julio - diciembre

Saber más

“¿A quién se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en día de sábado?”
(Lc 14,1-6)

El evangelio de hoy parece continuidad del evangelio en el que un fariseo cuestiona a Jesús por curar en sábado. Recordemos que son 3 los milagros relacionados con el día sábado. Y llama la atención que ahora es un hombre enfermo de hidropesía, una enfermedad que se produce por la retención de líquidos. El texto dice que los fariseos se quedaron callados y Jesús respondió tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Para Jesús el Reino y su banquete empiezan con el don de curación y el perdón a los enfermos y oprimidos. La plenitud de Dios no viene sobre el mundo a través de una observancia rigurosa de los ritos, es ante todo, amor que crea y solo donde existe la fuerza creadora de un amor que ayuda a los perdidos, se despunta el Reino. Después de que Jesús curó la enfermo hizo esta comparación: “A quien de ustedes se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día sábado, si se ayuda al animal que está peligro de morir, ¿por qué no se puede ayudar a un hombre enfermo?”. Aquí hay algo que ha quedado claro para Jesús, todo lo que signifique ayuda verdadera para los demás es bueno. Jesús toca hoy nuestra vida independientemente de las situaciones, personas, lugares o tiempos que dedicamos a favor de las personas.

Reflexionemos:

Para hacer el bien a todos, dejémonos iluminar por la exhortación apostólica Evangeli Gaudium: “El cuidado es la primera necesidad de la vida humana, la necesidad primaria de recibir cuidado y dar cuidado une a todo ser humano. Todos somos frágiles y vulnerables necesitados de algo que solo el otro puede dar. Necesitados de protección y de alimento para el cuerpo y el alma. Y precisamente esta necesidad se revela en la fragilidad de la condición humana. Tomarse la vida en serio significa asumir la responsabilidad de contribuir con gestos y con palabras en la construcción de una buena calidad de vida para todos. Referencia esencial de la práctica del cuidado, es la búsqueda de lo que hace bien, es hacer florecer las potencialidades en que se realiza la humanidad del ser para repararla en los momentos difíciles cuando el dolor del cuerpo y del alma hace difícil nuestro camino” (EG 216).

Oremos:

Jesús Maestro, gracias porque siento tu mano que toca mi enfermedad física, moral, espiritual y psicológica. Me levantas cada vez que caigo. Sabes que mi esperanza es frágil y que no siempre mi camino de fe es valiente. Hazme fiel y perseverante, y perdona cuando no sé reconocer los signos de tu amor. Dame una mirada agradecida y contemplativa de mi vida y de quienes me rodean. Amén.

Actuemos:

Hoy crea una actividad para hacer el bien a una persona o grupo.

Recordemos:

“Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco y ellas me siguen”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”
(Lc 13, 31-35)

En el evangelio de hoy, vemos de nuevo a Jesús, que provocado por algunos fariseos que se le acercaron, responde con claridad y firmeza: “Vayan y digan a ese zorro, mira yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana y al tercer día mi obra quedará consumada. Pero es necesario que camine, hoy y mañana y pasado porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. Recordemos que Herodes tuvo en otro tiempo miedo de Juan Bautista, y ahora siente miedo de Jesús, por eso, busca la manera de matarlo. Podríamos decir que el tema es la suerte de Jesús ligada internamente al destino de Jerusalén, la ciudad que lo rechaza y símbolo de todos aquellos que se oponen a la voz de su mensaje. Llama la atención esta parte de la respuesta de Jesús en el evangelio de hoy, “Pero es necesario que camine, hoy y mañana y pasado porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. Pareciera que el problema de la muerte de Jesús es algo que no es cuestión de resolver en Galilea y, por lo tanto, no es cuestión de Herodes; su destino está en Jerusalén. Este episodio de Jesús toca nuestra experiencia en el camino de fe cuando creemos que la fuerza de su mensaje nos hace superar las crisis y los momentos de oscuridad, pero también nos da la certeza de que el plan de Dios se cumple si es su voluntad.

Reflexionemos:

A partir del evangelio de hoy, reflexionemos sobre como una situación difícil puede llevarnos a grandes momentos motivadores. En el libro El poder de la adversidad del autor Alfonso Barreto dice: “No invente más problemas de los que ya existen, la prudencia y el dominio propio ahorrarán cualquier cantidad de dificultades. Si lo adverso en lo que está en contra nuestra, lo que no está a favor nuestro, pudiera ser que, cambiando la perspectiva, algo se vuelva a favor nuestro y cambie los acontecimientos. Así la historia humana está llena de acontecimientos que muchas personas han tenido que afrontar, y que posteriormente derivaron en grandes y productivos proyectos. Lo adverso entonces podría ser el impulso para un nuevo proyecto de vida o un recomenzar; después de la tempestad suele surgir la calma o una oportunidad insospechada. De este modo es importante pensar que la adversidad posee unas características interesantes que aparte de forjar a la persona en su carácter lo centra en lo esencial y necesario en la vida”.

Oremos:

Jesús Maestro, tu que eres el Camino, la Verdad y la Vida, hazme crecer siempre en la fe momento a momento. Enséñame a utilizar bien cada minuto que me permites vivir para comunicar tu amor y misericordia. Dame la gracia de aprender de cada situación difícil, de cada crisis y ver el lado positivo para corresponder siempre a tu gracia. Amén.

Actuemos:

Concretamente en tu vida intenta ver el lado bueno de las situaciones difíciles que te están sucediendo.

Recordemos:

“Bendito del rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”
(Lc 13, 22-30)

El evangelio de hoy, nos muestra como Jesús en su camino hacia Jerusalén. Una persona sale a su encuentro y le pregunta: “¿Señor, son pocos los que se salvan? Pregunta que era normal en el ambiente fariseo de la época y gira en torno al número de aquellos que alcanzarían la salvación. La salvación no es un tema de curiosidad sino de compromiso. Esta persona se sitúa desde fuera ante el problema. También nosotros algunas veces queremos tener una respuesta precisa y definida ante el número de fieles que acogen o rechazan el mensaje, a lo que Jesús responde: “Esfuércense en entrar por la puerta estrecha, pues les digo que muchos intentarán entrar y no podrán”. En tiempos de Jesús la puerta tenía un significado literal y simbólico. Representaba lugares de justicia, comercio y seguridad, además de ser una metáfora para la entrada y la exclusión. Jesús mismo se identificó como la puerta, y el evangelista Juan lo referencia así (Jn 10, 9-11). La respuesta de Jesús consiste en presentar al oyente la exigencia del Reino. Lo importante no es la estadística de cuántos se salvarán, sino conocer el nivel de exigencia y de esfuerzo personal, que estamos dispuestos a afrontar. La metáfora de la puerta estrecha muestra entonces que la justicia de Dios se traduce en forma de salvación para todos los pueblos.

Reflexionemos:

En la vida cotidiana nos vemos abocados a elegir siempre el camino fácil, el que requiere menor esfuerzo, dedicación y disciplina. Conocemos personas que actúan según la ley del mínimo esfuerzo, lo cual nos lo conduce a ninguna parte, los llena de insatisfacción, porque es muy difícil que cumplan sus metas personales. Una cosa es ser práctico, y otra es ser acomodado a las circunstancias para evadir responsabilidades. En cambio, que diferentes son las personas que se esfuerzan cada día en ser mejores, se evalúan a sí mismas, tienen flexibilidad y disciplina, se esfuerzan por dar lo mejor de sí. En el libro vuela alto del autor Artemo Herrera, se nos invita a adaptarnos a las situaciones cambiantes de la vida. La obra habla además, de la zona de confort que básicamente es el aferramiento a lugares o situaciones donde la persona se siente segura sin riesgo alguno. Nos pone de frente a la imposibilidad de crecer en lo emocional, en lo productivo, crea rutinas y si por algún motivo ya no se sienten en su zona de confort se desestabilizan; es decir, les cuesta entrar por la puerta estrecha. Por el contrario, quienes se esfuerzan saldrán adelante porque les ha costado sacrificio y disciplina.

Oremos:

Espíritu Santo, luz de nuestro entendimiento, dulce aliento en nuestras decisiones, dame la gracia de escuchar atentamente tu voz para discernir los secretos caminos de mi corazón, a fin de captar lo que realmente es importante para ti y liberar mi corazón de sus aflicciones. Te pido la gracia de aprender a detenerme para tomar conciencia de mi manera de actuar, de los sentimientos que habitan en mí, de los pensamientos que me invaden, y que, muchas veces, no logro reconocer. Amén.

Actuemos:

Hoy piensa en todo cuanto has conseguido con esfuerzo y sacrificio de todo tipo, realiza una oración de acción de gracias.

Recordemos:

“Te alabaré, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles”
(Lc 6, 12-19)

En el evangelio de hoy se nos muestra a un Jesús que sube a la montaña a orar toda la noche antes de escoger a los doce apóstoles. Muchas personas iban a oír a Jesús y a que los curara de todas las enfermedades. Ellos trataban de tocarlo, ya que salía de él una fuerza que los curaba a todos. La altura es lugar tradicional del encuentro, y la noche es tiempo de revelación, de silencio, de apertura al misterio. En la elección de los apóstoles y el ministerio de Jesús, vemos que estas dos escenas se entrelazan mutuamente. La oración que comunica a los apóstoles que se encargarán después de ir y acompañarlo más de cerca en su predicación y en sus acciones. Notemos que cuando Jesús baja a la llanura se encuentra rodeado de los apóstoles, los discípulos y finalmente la multitud de personas. Y es aquí como Jesús puede tocar nuestra vida de diferentes maneras: Sintiendo su llamado a una misión concreta, a seguirlo más de cerca y a experimentar su fuerza sanadora. En la elección de los apóstoles se haya un misterio, ser elegido, sentirse llamado por Jesús a estar con Él siempre, a orar como Él, a aprender de Él, que es el Maestro, el Camino la Verdad y la Vida.

Reflexionemos:

La Iglesia tiene la gran misión de consolar y atender a las familias de los enfermos que en el nombre de Jesús consuela y atiende a sus miembros. Un enfermo en una familia genera cambios en la vida diaria, se toman decisiones frente a nuevas situaciones, pone a prueba los valores familiares y la solidaridad de todos. La familia del enfermo necesita apoyo y ayuda. Jesús no pasa de largo, siempre está presente para reconfortar, infundir esperanza y consuelo en estos momentos difíciles. Escuchar es ante todo una actitud, es tal vez, uno de los aspectos más importantes cuando estamos ante la presencia de los enfermos. Por eso, es muy importante comprenderlos con sus sufrimientos, sus deseos y sus esperanzas sin juzgarlos. Escuchar es ayudarles a tener confianza en sí mismos. Es prestar atención a sus lágrimas, sus tristezas, sus sonrisas. Estar abiertos a escuchar sus rebeldías y tinieblas, pero sobre todo, escuchar la belleza de su corazón. Muchos son los enfermos que nos evangelizan porque se convierten en testigos, nos ayudan a ser realistas, viven bajo la prueba, se enfrentan a la limitación, al dolor y la soledad interior, nos dan la oportunidad de dar sin esperar nada a cambio; son una lección para relativizar situaciones, nos ayudan a ser sensibles ante la necesidad del otro y nos permite practicar el amor sin medida.

Oremos:

Jesús Maestro, nada es imposible para ti. Hoy llenos de fe, elevamos esta oración para pedirte el don de la salud física, mental y espiritual de todos aquellos que necesitan tu sanación. Pasa con tus manos sanadoras, acompáñalos en los momentos de sufrimiento en sus terapias y procedimientos. Da a los cuidadores la palabra oportuna, perseverancia y mucho amor. Gracias por todas las personas que los ayudan. Amén.

Actuemos:

Hoy haz una oración por las vocaciones religiosas y sacerdotales; además visita un enfermo y ora con él.

Recordemos:

“Tu Palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“A esta, que es hija de Abrahán” ¿No era necesario soltarla de tal ligadura el día sábado?
(Lc 13, 10-17)

La palabra de hoy nos dice que Jesús enseñaba un sábado en la sinagoga. Comencemos entendiendo aquello que significa el sábado en tiempos Jesús, la sinagoga como lugar y enseñar como actitud. De nuevo las acciones de Jesús incomodan, en esta oportunidad al jefe de la sinagoga, ya que cura en sábado a una mujer que hacía 18 años estaba enferma a causa de un espíritu. En tiempos de Jesús, la enfermedad era considerada consecuencia de algún pecado cometido contra Dios. El Dios ofendido se vengaba en la carne del ofensor. Por eso al curar o sanar era tarea propia de sacerdotes a los que recurrían, para que a base de ritos, obligaran a los agentes maléficos a abandonar el cuerpo del enfermo. Detengámonos en las actitudes de Jesús, él la vio, la llamó y le dijo: “mujer quedas libre de tu enfermedad”, además le impuso las manos y enseguida se curó, se puso derecha, porque estaba encorvada. En el texto Lucas quiere hacer notar la diferencia que existe aquí entre una mujer que exclama, o le grita a Jesús, para pasar a una mujer que sin decir nada es sanada por Jesús, porque seguramente Jesús al verla sintió compasión de ella. Impacta esta escena donde Jesús es extremadamente sensible al sufrimiento y al dolor, al punto que el simplemente cura. La curación del cuerpo está unida a la salvación al alma, es decir, la curación física en Jesús, es siempre símbolo de una nueva vida interior.

Reflexionemos:

Hoy Jesús nos enseña varias actitudes: Jesús se acerca a los enfermos por amor, siempre está cerca de ellos y ellos lo buscan y salen a su encuentro. En ocasiones son los enfermos que son llevados por sus familiares y amigos, o es Jesús quien se acerca a ellos y los llama. Jesús es compasivo: No discrimina al enfermo, el simplemente lo atiende, conoce su realidad, su dolor y participa de su sufrimiento. Jesús cura en la integralidad del ser humano, todo, se identifica plenamente en Mt 25, 36 dice: “estuve enfermo y me visitaron”. Jesús ve en lo más profundo. Tras el dolor, ve el pecado, el mal, es decir la ausencia de Dios, por eso Jesús al sanar los enfermos, quiere sanar sobre todo la herida profunda del pecado, sus curaciones traen al enfermo la cercanía de Dios. Jesús al sanar al enfermo desea el bien integral, físico y espiritual, tal como lo vemos en el evangelio de hoy, aunque sea sábado y haya una ley que lo prohíba.

Oremos:

Jesús Maestro, cúrame de la desconfianza que pueda tener de ti y de tu Palabra, te pido que me cures de todo pensamiento negativo, de mis traumas, fracasos y planes no cumplidos. Purifícame de toda tiniebla interior y cuida las heridas de mi corazón. Que tu paz, amor y misericordia guarden las acciones de este día. Amén.

Actuemos:

Hoy lleva una palabra de aliento y esperanza a una persona que necesita ser sanada del corazón.

Recordemos:

“Tu Palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no”
(Lc 18, 9-14)

Esta vez Jesús se dirige a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás. Actitud muy humana hoy y muy común. Y propone la parábola de dos personas que subieron al templo a orar. Un fariseo, que en su oración daba gracias a Dios por no ser como los demás, y un publicano que pedía a Dios que tuviera compasión de él, por ser un pecador. En el fondo hoy Jesús nos presenta dos maneras de orar. No basta con orar externamente es necesario que la oración llegue a lo más profundo y sea sincera. El fariseo de esta parábola realiza la oración, pero su palabra y su actitud están vacías, se ha buscado a sí mismo y su grandeza; en cambio, el publicano consciente de su fragilidad, pide ansiosamente salir de su pecado y alza sus manos suplicantes a Dios implorando bendición y ayuda a través de una oración auténtica. La palabra hoy llega a nuestra vida y nos invita a preguntarnos, si nuestra oración es producto de un rito externo, o de fórmulas para cumplir o si, por el contrario, es una experiencia de abandono y humildad en los brazos del Padre que es amor, fe y esperanza, constatando la manera como se inclina a nuestra súplica confiada.

Reflexionemos:

Para Santa Teresa de Ávila la oración es un "trato de amistad" a solas con Dios, donde se busca un encuentro íntimo y personal con Él. No se trata solo de pedir, sino de cultivar una relación de confianza y comunicación, donde se aprende a escucharlo y se vive una amistad que transforma la vida interior y se refleja en las acciones. Son muchas las oportunidades en la jornada que tenemos para elevar a Dios una oración, no dejes pasar los minutos del día sin dedicar un momento para agradecer por tanta bondad, para hacer una revisión de vida y para acercarnos a los demás con humildad y en actitud de perdón por todas las situaciones en las cuales hemos faltado a al amor verdadero que como dice san Pablo apóstol en el himno a la caridad: “El amor todo lo excusa, todo lo soporta, todo lo cree”.

Oremos:

Oh, Señor, que en el beato Esteban Maya Gutiérrez y sus compañeros mártires nos has mostrado un ejemplo de vida hospitalaria y entrega por la fe, escucha nuestras súplicas. Te pedimos, con humildad y confianza, por su intercesión, un corazón humilde y sincero capaz de reconocer su fragilidad y la necesidad que tiene de tu infinita misericordia. Amén.

Actuemos:

Recuerda a las personas que tienes a tu alrededor lo importante que es hacer una oración a Dios desde el corazón, confiada y sincera.

Recordemos:

Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de nuestro Dios.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“Si no se convierten, todos perecerán lo mismo”
(Lc 13, 1-9)

En esta ocasión la palabra de hoy, nos muestra como otros llegan a Jesús y le cuentan lo de los galileos. Recordemos que son habitantes de Galilea, lugar en el que Jesús inicio su ministerio, y así el autor narra algunos acontecimientos políticos de la época y riesgos naturales que son una invitación clara a la conversión. Jesús en dos momentos del evangelio de hoy repite la expresión: “Si no se convierten, todos perecerán lo mismo”. Jesús no condenó a los galileos por rebeldes, pero tampoco los considera unos héroes religiosos que podían salvar a la humanidad con su gesto de protesta. Para él se trataba de unos hombres que habían muerto aplastados por la desgracia de una situación política que amenazaba al pueblo, la desgracia de una civilización que puede aplastar a los que construyen. Ante esta realidad Jesús invita a la conversión, que significa estar abiertos al misterio del Reino como una entrega de amor para los otros. Ya al final de este diálogo con los galileos les cuenta una parábola en señal de respuesta, la parábola del viñador, en la que después de tres años sin dar fruto, piensan en cortar la higuera.

Reflexionemos:

El proceso de conversión personal y comunitaria implica paciencia y búsqueda para explorar nuevos caminos. Aunque el tema de hoy parece la conversión personal y comunitaria, hay un aspecto que define ese proceso, y es la paciencia en esperar el tiempo perfecto y con las condiciones necesarias para que se dé. En la respuesta del viñador podríamos encontrar hoy un criterio para el llamado a la conversión: “Señor, déjala todavía este año, mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, para ver si da fruto en adelante, si no, la puedes cortar”. En un año podrían pasar todas las estaciones aún las emocionales, el hecho de cavar alrededor es porque el abono no puede tocar la raíz, porque la mata se muere, así con paciencia por los tiempos y los resultados. Con amor y esperanza dejemos de añorar beneficios rápidos, resultados y garantías tangibles, la inmediatez y la rapidez con la cual queremos recoger los frutos de lo sembrado, hace que perdamos el horizonte del proceso normal de toda realidad humana.

Oremos:

Señor, hoy vengo a tu tierno Corazón, a ti que tienes palabras que encienden el mío, a ti que derramas compasión sobre los pequeños y los pobres, sobre los que sufren y sobre toda miseria humana. Deseo conocerte más, contemplarte en el Evangelio, estar contigo y aprender de ti y del amor con que te dejaste tocar por todas las formas de pobreza. Amén. (Papa León XIV)

Actuemos:

Identifica la planta de tu vida que debes cuidar y abonar para que nazcan buenos y santos frutos.

Recordemos:

“Quedan la fe, la esperanza, el amor: de estas tres, la más grande es el amor”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“Saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues, ¿cómo no saben interpretar el tiempo presente?
(Lc 12, 54-59)

En el evangelio de hoy Jesús cuestiona a la gente que lo escucha, una comunidad de labradores y pescadores porque saben interpretar los tiempos climáticos que sucederán, pero no saben descifrar el tiempo presente…. En el fondo Jesús coloca de relieve como interpretan algo que va a suceder, pero ¿cómo es posible que no sepan interpretar lo que está sucediendo? Y continúa Jesús con las preguntas: ¿Cómo saben juzgar ustedes mismos lo que es justo? Recuerden que en días pasados el evangelio nos colocaba la parábola de una viuda que reclamaba del juez justicia. Y Miren lo que dice hoy Jesús: “Mientras vas con tu adversario al magistrado has lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él”. Jesús da de nuevo una instrucción: “mientras vas de camino”. Es que todo sucede en el camino de la vida. No nos damos cuenta de los signos de una sociedad que camina en conflicto consigo misma y con los demás, nos cuesta a veces resolver nuestros propios problemas. Así Jesús toca hoy nuestra vida y dice miren, abran los ojos a una realidad muy cercana a ustedes y lleguen a acuerdos, a consensos, permitan un diálogo constructivo en la justicia y la paz. Sucede que algunas personas y pueblos enteros son muy resilientes, salen adelante de las dificultades trabajando juntos en la resolución de conflictos mientras caminan juntos en la vida, pero a otros les cuesta mucho dar este paso.

Reflexionemos:

La palabra "acuerdo" se forma del latín accordare. ¿Qué pasa cuando definitivamente no nos ponemos de acuerdo en algo, cuando cada quien tira para su lado?; posiblemente estamos faltando al respeto por las ideas y las opiniones de los demás. Es necesario aprender a ceder en algo para lograr soluciones. Es mejor ponerse de acuerdo. Complementamos esta reflexión con un cuestionamiento a los signos latentes de un planeta que necesita acuerdos responsables para cuidar los recursos que tenemos. De la Encíclica Laudato si’, numeral 59: “Al mismo tiempo, crece una ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad. Como suele suceder en épocas de profundas crisis, que requieren decisiones valientes, tenemos la tentación de pensar que lo que está ocurriendo no es cierto. Si miramos la superficie, más allá de algunos signos visibles de contaminación y de degradación, parece que las cosas no fueran tan graves y que el planeta podría persistir por mucho tiempo en las actuales condiciones. Este comportamiento evasivo nos sirve para seguir con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo. Es el modo como el ser humano se las arregla para alimentar todos los vicios autodestructivos: intentando no verlos, luchando para no reconocerlos, postergando las decisiones importantes, actuando como si nada ocurriera”.

Oremos:

Oh san Antonio María Claret, pastor y misionero, por tu fervor y celo por las almas, intercede por nosotros. Ayúdanos a encontrar en la Palabra de Dios nuestro sendero, y a seguir tu ejemplo de amor y misión. Ruega por nosotros para que nuestra fe se renueve y seamos apóstoles ardientes de Cristo. Amén.

Actuemos:

Tomemos conciencia de la necesidad de interpretar el tiempo presente. Llega en este día a un acuerdo responsable con la persona indicada.

Recordemos:

“Yo apacentaré mis ovejas y les daré reposo”.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

“No he venido a traer paz, sino división”
(Lc 12, 49-53)

El evangelio de hoy, a veces, cuando no lo profundizamos bien, puede traer una confusión, pues parecen contradictorias las palabras de Jesús: “He venido a prender fuego a la tierra”, “no he venido a traer paz, sino división”. El fuego también simboliza el amor ardiente de Dios y la unidad, como la Alianza que Dios hizo con Abraham (Gn 15,17-18), en contraste con el "fuego del mundo" que destruye. El fuego es utilizado metafóricamente para describir el proceso de purificación de los creyentes. La paz bíblica está intrínsecamente ligada a la justicia, refiriéndose a relaciones correctas y sostenibles en la sociedad. En la Biblia, la paz (hebreo: shalom, griego: eirene) es un concepto integral que significa integridad, plenitud y bienestar en todas las relaciones y no solo la ausencia de conflicto. La expresión de Jesús: "no he venido a traer paz, sino división" significa que su mensaje y su figura provocarían una división radical en la humanidad y en las familias, no en un sentido de guerra física, sino de un conflicto espiritual entre quienes lo siguen y quienes lo rechazan. Esta división surge porque vivir según los valores del Evangelio puede chocar con las normas sociales y familiares, creando enfrentamientos donde las relaciones se rompen. Seguir a Jesús puede crear divisiones dentro de las familias, entre padres e hijos, o entre suegras y nueras, porque los valores de la fe pueden diferir de los de la vida cotidiana, esto puede generar oposición. Podríamos decir que hay una tarea pendiente con las familias, sus situaciones, sus luces y sombras. Puede suceder que Jesús nos invita a romper con una falsa paz, mediada por el conformismo y el silencio cómodo y sin compromiso para que las cosas mejoren.

Reflexionemos:

Hay muchas reflexiones sobre la paz, y esta reflexión quiere ser la voz de Jesús que en otros contextos dice: “Paz a ustedes”. Es tiempo de paz, a veces, un conflicto llega porque exigimos a los demás lo que no hemos cultivado en nuestro interior, porque no confiando en nosotros mismos, miramos con recelo el triunfo de los demás, nuestra inseguridad personal y comunitaria hace que estemos pendientes de las habilidades y dones de los otros para criticar y obstaculizar sus proyectos, en definitiva, el otro es considerado como una amenaza y no como un don que nos complementa en momentos inspiradores. Paz a ustedes el silencio y la escucha prudente tiene mucho por enseñar, especialmente en esta época de tanto ruido y saturación de información.

Oremos:

Oh, San Juan de Capistrano, nuestro protector y guía. Tú que fuiste un varón de inmensa fe y valor, y que alentaste a los soldados a luchar por la verdad, escucha hoy nuestras súplicas. Concédenos, por tu intercesión, la fortaleza para cumplir nuestra misión y la valentía para defender lo que es justo. Ayúdanos a ser fieles a nuestra vocación y a la voluntad de Dios, aun en los momentos de mayor adversidad. Amén.

Actuemos:

Realiza en este día un acto de paz que serene y haga más agradable el ambiente.

Recordemos:

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Libro Recomendado

Camino al corazón

Saber más

Paulinas Colombia Ecuador
Calle 161 A No. 15 - 50 Bogotá - Colombia
Tel: +57 (601) 528 7444 
Cel: +57 313 887 1618
Correo: [email protected]
Cel: +57 315 345 7465

Conecta con nosotros en:

2025 Instituto Misionero Hijas de San Pablo - Paulinas
Paulinas Colombia
Todos los derechos reservados | web by nobacom.com
phone-handsetchevron-down