05 de septiembre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán”
(Lc 5, 33-39)

Lucas en su Evangelio nos ayuda a ver que este pasaje gira alrededor de las contraposiciones ayunar-orar, comer-beber, viejo-nuevo, que tiene su centro en la ausencia, presencia del esposo. Cristo es la novedad. Con Él todo se renueva, si queremos una verdadera renovación en nuestra vida, el único camino que debemos seguir es un profundo encuentro con Cristo. No caigamos en los errores de los fariseos y letrados, que aparecen en el Evangelio de hoy, quienes pensaban que las practicas ascéticas, de cómo orar y ayunar, era lo que los hacia justos delante de Dios. Esto no es así. Lo que nos transforma es estar en una relación viva con el Novio, una figura mesiánica que simboliza la presencia gozosa de Dios entre el pueblo. El ayuno por lo tanto, no tiene cabida durante la celebración de la presencia del novio. Mientras esté presente, no es momento de ayunar, sino de celebrar. Pero anuncia que llegará el momento en que será “arrebatado el esposo”, entonces si ayunarán. Les anticipa que vendrán días difíciles, aludiendo a su pasión y muerte. Entonces será tiempo de ayuno, de penitencia y de espera. Luego Jesús cuenta dos parábolas muy breves pero con mucha sabiduría: “Nadie recorta una pieza de manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace se rompe. Nadie echa vino nuevo en odres viejos….Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: El añejo es mejor”. Este Evangelio nos invita a estar dispuestos a renovarnos interiormente para acoger su Palabra y ser vinos nuevos “a vino nuevo, odres nuevos”. Imagen para hablar de la novedad del Reino de Dios y la necesidad de un corazón renovado, dispuesto a recibir lo que Dios quiere hacer. Es decir, en hombres nuevos, que caminan según el espíritu y producen frutos.

Reflexionemos:

¿Estamos dispuestos a dejarnos transformar por Jesús? ¿Busco crecer espiritualmente, o me conformo con una fe superficial?

Oremos:

Señor, Jesús, renueva nuestras vidas con la fuerza de tu Espíritu Santificador. Ayúdanos a discernir cuando es el tiempo propicio para celebrar y ayunar. Amén.

Actuemos:

El vino nuevo requiere corazones nuevos, dispuestos a recibir lo que Dios está haciendo ahora en ti.

Profundicemos:

“Nadie saca un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo”. ¿Qué nos quiere decir el Señor con esto?

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