Las Hijas de san Pablo, son mujeres consagradas a Dios, hacen el bien y difunden el Evangelio, la Palabra de Dios entre la gente y en medio de la gente. Estas religiosas fueron una novedad para la situación de la mujer en la sociedad de la época. Su fundador, el padre Santigo Alberione, ahora beato, había intuido que la mujer podía tener un papel importante en la Iglesia.

De hecho el Padre Alberione confiará tranquilamente a las religiosas muy jóvenes gestionar librerías, tipografías, misiones en las parroquias, inclusive hasta la redacción y la impresión de libros y de un periódico diocesano. Todo esto ofreció a las jóvenes de la época un reconocimiento de su " igualdad" desconocida por sus madres. Colaborar de manera activa y creativa en el anuncio del Evangelio, en contacto con la gente, era algo absolutamente inédito para las mujeres. Y esto creó entusiasmo.

Pero también hay que tener en cuenta que este fue un campo pionero, y el valiente sacerdote piamontés lo sabe. En la Iglesia de la época había asombro y escándalo por estas monjas muy jóvenes fuera del convento. "Ustedes están destinadas a causar muchos escándalos", dijo el fundador a las jóvenes hermanas de la naciente congregación, las Hijas de San Pablo.

Anunciamos el Evangelio en el basto mundo de las comunicaciones a nivel presencial y virtual a través de las redes sociales. En el campo de la comunicación como bien lo sentía el Beato Alberione, la mujer puede obrar con una eficacia toda propia, la que le viene sobre todo del amor. La cultura de la imagen, de lo virtual, de las nuevas tecnologías, ha efectuado una inversión de valores. Más bien que a la inteligencia y a la razón, se dirige a la esfera emotiva del ser humano. Y puesto que en la mujer están particularmente desarrollados sentimiento y amor, intuición y creatividad, adaptabilidad y capacidad de persuasión ella encuentra un espacio amplio para desarrollas las dotes propias de su naturaleza. (D.C 137)

Nuestra Congregación de mujeres consagradas, persevera en la comunión, en la misión y en la Esperanza que anima la Iglesia peregrina:

Esperanza que significa creer que él, en el cielo sigue perteneciendo a la Familia Paulina, donde se ocupa por quienes usan estos medios para la evangelización. (D.C 191)

Esperanza que es confianza, en la presencia del Jesús Maestro, en sus promesas y fe en nuestra misión apostólica: “Yo estoy con Ustedes, no vacilen”.

Esperanza que significa avanzar mediante la fe en la Familia Paulina y en el Pueblo de Dios que ya goza de la presencia de Dios.

Esperanza que significa la consigna del Fundador: “adelante en fidelidad, hasta que Cristo se forme en ustedes”.