8 de octubre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 5, 1-7

Quiero cantar en nombre de un amigo la canción de su viña. En fértil colina tenía mi amigo un viñedo. Despejó su predio, roturó la tierra, y plantó cepas de las mejores vides. Levantó la torre del guardián, y para el vino construyó el lagar. Y esperó de su viña uvas dulces, pero le dio solo uvas agrias. Ahora, habitantes de Jerusalén y de todo Judá, decidan ustedes entre mi viña y yo. ¿Había algo más que hacer por ella, que yo no lo hiciera? ¿Por qué ha dado uvas agrias, cuando yo esperaba uvas dulces? Pues ahora quiero que sepan lo que voy a hacer con mi viña: quitarle el vallado, para que la devasten, derribar su cerca, para que la pisoteen. No dejaré más que el rastrojo. No podarán ya sus vides ni arrancarán la maleza; se llenará de zarzas y abrojos. Y daré orden a las nubes de no llover sobre ella. Pues esa viña es la viña del Señor Omnipotente: es el pueblo de Israel; los habitantes de Judá son su huerto preferido. Él esperaba respeto del derecho, y solo ve sangre; esperaba justicia, y solo oye quejas.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 79, 9. 12-16. 19-20

R. La viña del Señor es la casa de Israel.

Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río / R.

¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? / R.

Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó y al hijo del hombre que tú has fortalecido / R.

No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios del universo, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9

Hermanos: Que nada los angustie, sino que en toda ocasión se eleven a Dios sus peticiones, uniendo la acción de gracias a las oraciones y las súplicas. Y la paz de Dios, por encima de todas sus preocupaciones, guardará su corazón y su mente en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, aprecien cuanto haya de verdadero, de noble, de justo, de puro, toda forma de amabilidad y de buen trato, lo que sean virtudes y valores humanos. Y pongan por obra lo que aprendieron, lo que recibieron, lo que escucharon y vieron en mí. Y el Dios de la paz estará con ustedes.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Jn 15, 16)

“Yo los escogí del mundo y los destiné para que vayan y den fruto, y un fruto permanente” –dice el Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43

Arrendará la viña a otros cultivadores

Estando en Jerusalén, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchen esta otra parábola: Una vez un patrón plantó una viña, la rodeó con una cerca, construyó el lagar para exprimir las uvas y levantó la torre del guardián. Luego la arrendó a unos que la cultivaran, y se fue. Cuando llegó el tiempo de recoger las uvas, envió a sus criados a donde los cultivadores para cobrarles la parte que le correspondía. Pero los cultivadores agarraron a los criados y apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Todavía envió a otros criados, más numerosos que los primeros, pero los trataron de igual manera. Finalmente les envió a su hijo pensando que por tratarse de su hijo lo respetarían. Pero los cultivadores, al ver al hijo, dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo y nos quedamos con su herencia’. Y efectivamente lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Ahora pregunto: cuando venga el dueño de la viña, ¿Qué hará con esos cultivadores?”. Ellos respondieron: “Pues les dará una mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros cultivadores, que le entreguen puntualmente la parte de la cosecha que le corresponde”. Jesús entonces les dijo: “¿No han leído nunca lo que está en las Escrituras?: ‘La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente’. Por eso les digo: Dios les va a quitar su reino para confiárselo a un pueblo que produzca frutos”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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