8 de Junio

“No he venido a abolir la ley, sino a dar plenitud”

(Mateo 5, 17-19)

 

 Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

En el Evangelio de hoy, Jesús establece un  diálogo con sus discípulos en torno a la ley y los profetas, les dice: “no crean que he venido a abolir la ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud”. Jesús, enseña a sus discípulos que con Él, no se da una ruptura con el pasado, si no que la lleva a su plenitud, en Él se cumplen todas las promesas, dándole un nuevo sentido a la ley, que lleva a obrar según la voluntad de Dios, donde se concretiza el mandamiento del amor: “ámense unos a los otros como yo los he amado”, en este mandamiento se resume toda la ley y los profetas. Jesús encarna este mandamiento, puesto que, amó tanto que entregó su propia vida para salvación de todos los hombres. La plenitud de la ley es Cristo, el “mandamiento del amor”, se hace donación.

Por tanto, quienes hemos conocido a Jesús estamos llamados a vivir conforme a Él, a ser otros Cristos, esto implica no sólo hablar de Jesús, sino obrar como Jesús, amar como ama Jesús, perdonar como Jesús perdona, acoger al excluido, ayudar al desvalido. Entonces ¿en qué consiste la grandeza? consiste en vivir en el amor, en conducir nuestra vida según las enseñanzas del Maestro Divino.

 

Oremos: Señor Jesús, ayúdanos a ser testigos de tu amor y misericordia, que con nuestras acciones y palabras anunciemos tu  Reino de paz y fraternidad. Amén.

 

Recordemos: “No crean que he venido a abolir la ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” Mt 5, 17

 

Actuemos: En este día propongámonos a hacer una obra de misericordia, pues el amor de Dios se manifiesta en el compromiso solidario con el prójimo. Primero actuemos y luego hablemos de Dios.

 

Profundicemos: La vida cristiana no consiste sólo en hablar de Dios, sino en vivir como Dios quiere que vivamos. Así nos ha enseñado Jesús, quien nos revela la misericordia del Padre en obras y palabras: estableciendo la justicia, devolviendo la dignidad de aquellos que eran marginados, restaurando los corazones rotos por el dolor y el sufrimiento. Comunicando  la paz y la esperanza. 

 

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