
Juan es la voz que grita en el desierto, llama a la conversión e invita a preparar el camino del Señor. Él vivía en la periferia, y desde allí, anunciaba la venida del Señor, a toda la gente de Jerusalén, Judea, y de la región cercana al Jordán, que venían para escucharle, confesar sus pecados y recibir el bautismo. Juan, tiene la autoridad moral y la libertad de hablar, y llamar a la conversión, porque no está implicado en lo que denuncia. Y reacciona con fuerza, al descubrir la hipocresía de algunos fariseos y saduceos que supuestamente venían para que él los bautizara. Los llama raza de víboras. Juan deja claro que quien viene detrás de él, es más grande y no merece desatarle las sandalias. Juan es el profeta cuya misión es preparar el camino del Señor.
Todos, necesitamos hacer un proceso de conversión personal. ¿Sentimos la necesidad de volver a Dios, dejando de lado, todo lo que, en nuestra vida, no vaya de acuerdo con lo que es justo?
Señor, Jesús, yo también quiero abrir mi corazón a la conversión en este tiempo de Adviento. Dame la gracia de reconocer aquellas actitudes que necesito cambiar y transformar para recibirte con mayor libertad y apertura interior. Amén.
El P. José Antonio Pagola nos dice que la preparación del camino para el Señor, según el mensaje de Juan el Bautista, es una tarea de enderezar los propios caminos y dejar atrás las prioridades que impiden crecer en la relación con Él. Esto requiere una profunda corrección personal y una apertura del corazón a la acción de Dios, que se traduce en una vida de justicia y verdad.


