“Por su poca fe” (Mt 17, 20)
Muchas veces, como los discípulos en el evangelio de hoy, queremos ayudar a los demás, centrados más en nuestras propias fuerzas, pero poco en nuestra experiencia de fe. Lo cual hace que nuestra ayuda sea mediocre y no logre los resultados esperados: “¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?”. Jesús a través de la respuesta que da a los discípulos ante su incapacidad para curar al niño epiléptico, también nos interpela y nos llama de nuevo a la confianza: “Les aseguro que si fuera su fe como un grano de mostaza, le dirían a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada les sería imposible”. Pidamos al Señor, en este día, que aumente nuestra fe y nos ayude a contar siempre con él, para llevar adelante todas nuestras tareas cotidianas o la ayuda que queremos dar a los demás. Así mismo, la capacidad de perseverar y llevar adelante todo aquello que nos proponemos.
Reflexionemos:
¿Confiamos más en nuestras propias fuerzas o capacidades que en la gracia de Dios?, ¿cómo podemos aprender a contar más con Dios en las diferentes realidades que vivimos?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a contar más contigo en las diferentes tareas y proyectos que emprendemos. A reconocer que tú nos capacitas para ayudar y salir al encuentro de las necesidades de los demás. Amén.
Recordemos:
Nuestras fuerzas y capacidades nos vienen de Dios.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en este día, por las veces en que no contamos con él y nos cerramos solo en aquello que podemos hacer.
Profundicemos:
La fe es un gran regalo que recibimos de Dios desde nuestro bautismo, pero al igual que una semilla necesita de agua y cuidados especiales para que pueda crecer y florecer (Libro: El camino de la fe).