6 de enero

“Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo mi complacencia”

(Lc 1, 11)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Estamos llegando al final del tiempo de navidad. Por eso, el evangelio nos presenta la figura de Juan el Bautista bautizando a Jesús en el Jordán. Acontecimiento que da inicio a la vida pública de Jesús y con el que, en pocos días, iniciaremos el tiempo ordinario. Juan da testimonio de Jesús y lo hace de manera humilde y sencilla, sin pretender ocupar su lugar, ni ser más que Él: Detrás de mí viene el que es más poderoso que yo. Yo ni siquiera merezco agacharme a desatarle la correa de las sandalias”. Así mismo, deja en claro el protagonismo que el Espíritu Santo tiene en la vida de Jesús y en la misión que está llamado a realizar como el Hijo amado del Padre. Pidamos al Señor en este día, un corazón humilde y sencillo como el de Juan, capaz de reconocer ante Dios nuestro lugar y cooperar con Él, en este nuevo año, en la construcción del Reino. 

 

Reflexionemos: ¿Somos personas humildes y sencillas?, ¿cómo podemos cooperar en este nuevo año con Dios en la construcción de su Reino?

 

Oremos: Gracias, Señor, por llamarnos como a Juan a ser constructores de tu Reino. Ayúdanos a seguirte con un corazón sencillo, humilde y lleno de la luz del Espíritu Santo. Amén. 

 

Recordemos: El Espíritu Santo nos ayuda a seguir a Jesús con mayor humildad y disponibilidad.

 

Actuemos: Invoquemos en este día la presencia del Espíritu Santo y pidámosle que nos guíe en el año nuevo al encuentro con Jesús en cada una de las personas que nos rodean.

 

Profundicemos: Así como el Espíritu Santo orientó la vida de Jesús y de Juan el Bautista, también quiere continuar guiando la nuestra (Libro: 50 preguntas y respuestas sobre el Espíritu Santo).

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