“¡Calma, soy yo! ¡No tengan miedo!” (Mc 6, 50)
En el evangelio de hoy, Jesús se presenta a sus discípulos en la madrugada caminando sobre el agua, mientras remaban con fuerza en el lago de Galilea, pues el viento era contrario. Los discípulos al verlo, pensaron que era un fantasma y se llenaron de gran temor. Pero Jesús enseguida les revela su identidad: “¡Calma, soy yo! ¡No tengan miedo!”, sube a la barca y el viento se calma. Los discípulos se asombran de la aparición misteriosa de Jesús, ya que su mente estaba aturdida porque todavía no lograban comprender el milagro obrado en la multiplicación de los panes. Al igual que los discípulos, nosotros muchas veces pasamos por situaciones difíciles que nos llevan a perder el control y desesperarnos. A sentir que los problemas nos hunden y que nadie está a nuestro lado para ayudarnos a enfrentarlos. Pidamos al Señor, que en este nuevo año que empieza, podamos percibir siempre su presencia aún en medio de las dificultades. Así mismo, a buscar ayuda cuando experimentemos que los problemas nos sobrepasan y no nos dejan pensar claramente.
Reflexionemos:
¿Cómo enfrentamos los problemas y las dificultades que llegan a nuestra vida?, ¿buscamos ayuda para superarlos?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a no perder la paz ni la razón cuando los problemas lleguen a nuestra vida y no sepamos cómo enfrentarlos. Danos la capacidad de acudir a ti y buscar ayuda en quienes están a nuestro lado. Amén.
Recordemos:
Jesús nos acompaña y nos fortalece en las dificultades que la vida a diario nos presenta.
Actuemos:
Entreguemos en este día al Señor, los problemas o las circunstancias difíciles que vivimos y que durante este nuevo año estamos llamados a superar.
Profundicemos:
Cada día es una valiosa oportunidad para abrazar la vida con esperanza y superar de la mano de Dios las dificultades que tenemos (Libro: 366 pensamientos de superación).