5 de octubre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Job 42, 1-3. 5-6. 12-17

Job respondió al Señor: “Reconozco que lo puedes todo, que ningún proyecto te resulta imposible. Dijiste: ‘¿Quién es ese que enturbia mis designios sin saber siquiera de qué habla?”. Es cierto, hablé de cosas que ignoraba, de maravillas que superan mi comprensión. Te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echado en el polvo y la ceniza”. El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio. Llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas. Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma; la segunda, Acacia; y la tercera, Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre las hizo herederas, igual que a sus hermanos. Job vivió otros ciento cuarenta años, y conoció a sus hijos, a sus nietos y a sus biznietos. Murió anciano tras una larga vida.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

ia y el conocimiento, porque me fío de tus mandatos / R.
Me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus decretos / R.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste sufrir / R.
Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio / R.
Yo soy tu siervo: dame inteligencia, y conoceré tus preceptos / R.
La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Mt 11, 25)

“Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños”.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24

“Estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo”

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”. Jesús les dijo: “Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren: les he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada les hará daño alguno. Sin embargo, no estén alegres porque se les someten los espíritus; estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo”. En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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