
Esto dice el Señor: “Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, y el vergel parecerá un bosque. Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal: los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal y por una nadería violan el derecho del inocente. Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”. Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? / R.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. / R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. / R.
Miren, el Señor llega con poder e iluminará los ojos de sus siervos.
Jesús cura a dos ciegos que creen en Él
En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús gritando: “Ten compasión de nosotros, Hijo de David”. Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: “¿Creen que puedo hacerlo?”. Contestaron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que les suceda conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: “¡Cuidado con que lo sepa alguien!”. Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
S: Palabra de Dios
T: Gloria a ti, Señor Jesús

