“Que lo torcido se enderece, que se allanen los senderos escabrosos. y todos verán la salvación que trae Dios”
(Lucas 3,5-6)
Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida
Después de tanto tiempo de incertidumbre y sufrimiento, el Señor viene de nuevo entre nosotros para llenarnos de vida y de consuelo. En este segundo Domingo de Adviento, la liturgia nos invita a prepararnos a la venida de Jesús con una sincera conversión. Las palabras que Juan Bautista dirige a quienes están dispuestos a cambiar su manera de vivir, nos ayudan también hoy a nosotros: “Que lo torcido se enderece, que se allanen los senderos escabrosos; y todos verán la salvación de Dios”. Entremos en nuestro corazón y preguntémonos ¿Qué caminos torcidos estoy recorriendo? ¿Qué es lo que en este momento de mi vida me tiene alejado del Señor? ¿Qué me está impidiendo relaciones de cercanía y amistad con quienes viven a mi lado?
Quien tiene el poder de cambiar nuestra vida es el Señor, pero El puede actuar en nosotros cuando reconocemos humildemente nuestros errores y necesidades, y abrimos nuestro corazón a su misericordia. Entonces, sentiremos el deseo y el valor de cambiar las actitudes que nos tiene alejados de Dios y de los otros; y tendremos la gozosa experiencia de sentirnos perdonados, liberados y dispuestos a recomenzar una relación nueva con Dios que sentimos más cercano a nuestra vida y con las personas que El bondadosamente coloca a nuestro lado.
Si tú y yo entramos en este camino de conversión que la liturgia nos propone, todos en nuestras familias y comunidades podremos experimentar en este tiempo tan difícil, la cercanía y la salvación de Dios.
Reflexionemos:
Preguntémonos: ¿Qué cambio me está pidiendo el Señor en este tiempo? ¿Con cuáles actitudes quiero prepararme para recibir a Jesús que viene a quedarse entre nosotros? ¡Ven Señor Jesús, te necesitamos!.
Oremos:
Jesús, tu venida ensancha nuestro corazón y reaviva nuestra esperanza; ayúdanos a estrechar vínculos de amor contigo y entre nosotros, para que tu llegada nos encuentre unidos y reavive nuestra alegría.
Recordemos:
Construyamos unión donde avanza la división, generemos armonía donde parece que prevalece la lógica de la exclusión y de la marginación.
Actuemos:
Me preparo a la venida de Jesús acercándome con amor a las personas con quienes hay distancias en mi corazón.
Profundicemos:
Invito a todos a decidirse por el perdón en lugar de la división; trabajo en equipo sobre la ambición personal. Jean François Cope