El Evangelista Lucas no presenta un relato que comienza con una escena. Jesús esta al pie a orillas del lago, y la gente se va agolpando a su alrededor para oír la Palabra de Dios. También nos encontramos con la escena de la pesca, en la que Jesús sentado en una barca, anuncia su palabra a la multitud reunida allí en el lago de Genesaret. Desde la barca, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablarles, dijo a Simón: “Rema mar adentro”. Según el Papa Francisco, esta expresión está cargada de significado espiritual y misionero. Él la utilizó en varias ocasiones para invitar a la Iglesia y a cada cristiano a salir de la comodidad, confiar en Dios y lanzarse a la fe y al compromiso con los demás. “Echen sus redes para la pesca” Pedro le obedece al Maestro. “Las echaron y sacaron gran cantidad de peces”. La fe de Pedro se manifiesta en qué el actúa cambiando sus criterios, y decide apoyarse en la fuerza de la palabra de Jesús. Aunque humanamente no tenía sentido volver a echar las redes. Pedro dice: “en tu palabra echaré las redes”. Y el milagro ocurre. Muchas veces nuestras fuerzas humanas no bastan. Pedro y sus compañeros eran pescadores expertos, sabían que no había peces. Pero confía en la palabra de Jesús. Esa confianza permite que suceda el milagro. Recordemos que Jesús no es solo el Maestro a imitar. Es la misma Palabra fecunda. Concluye el texto con la afirmación “dejándolo todo lo siguieron”. El encuentro con Jesús les cambió la vida, le creyeron y obedecieron a lo que Jesús decía, y esa fe en la palabra les dio un sentido nuevo. Así las tres escenas nos sitúan ante el proceso de fe, que hace que tantos hombres y mujeres, sigan haciéndose discípulos de Jesús y reciban una misión de su parte.
¿Dónde estás lanzando tus redes hoy? ¿Estás dispuesto a que Jesús cambie tu rumbo?
Señor, así como entraste en la barca de Pedro, te pido que entres en mi vida y me llames a remar mar adentro. Solo así podré darle un sentido verdadero a mi existencia, y poner todo cuanto soy, al servicio del Reino. Amén.
Como Pedro identifiquemos las redes que el Señor nos llama a echar de nuevo con fe, y tomar así un compromiso serio de obediencia confiada.
¿Estoy permitiendo que Jesús entre en mi vida?