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4 de mayo

Santos Felipe y Santiago, apóstoles

 Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y no me conoces Felipe?

Yo soy la Verdad el Camino, y la Vida

(Juan 14, 6-14)

 

Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida

El evangelio de Juan es una revelación progresiva de la divinidad de Jesús: Yo soy el Buen Pastor, Yo soy la luz; Yo soy la vid, Yo soy el pan de vida; estas autodefiniciones expresan lo que Jesús hace por nosotros. Pero hoy al celebrar a san Felipe y Santiago  apóstoles, la liturgia nos recuerda la autodefinición que Jesús dirigió a Felipe: Yo soy la Verdad el Camino, y la Vida, la más  bella y completa, que nos revela lo que Jesús es para nosotros.

 En Jesús resplandece la Luz de Dios; Él es la Verdad. Con su  manera divina de vivir nos conduce al Padre: Él es el Camino; y al entregar su vida por amor, nos comunica a todos la Vida divina: Él es la Vida! Por ello, al conocer a Jesús, conozco a Dios; siguiéndolo, llego hasta Dios, estando unido a Jesús participo de la vida íntima de Dios y aprendo a amar como El. ¿No es hermoso?

 

Preguntémonos: ¿Me intereso por conocer a Jesús cada día mejor?¿En mis decisiones tengo en cuenta su manera de vivir? ¿Deseo amarlo siempre más y amar a los otros como El me ama? ¡Señor dame la gracia de conocerte, seguirte y  amarte  con todo mi ser!  

    

Oremos: O Jesús, Camino, Verdad y Vida, queremos conocerte, seguirte y amarte con todas nuestras fuerzas;  llena de Ti nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón. Así sea.  Amén.  

 

Recordemos: El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, crean a las obras.

 

Actuemos: Todos los días leo algún versículo del evangelio para conocer mejor a Jesús.

 

Profundicemos: Nunca entenderemos la fe cristiana si no acogemos a Jesús como el camino, la verdad y la vida. José Antonio Pagola

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