4 de enero

“Maestro: ¿dónde vives?”

(Jn 1, 38)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El año nuevo nos ofrece la posibilidad de profundizar mucho más nuestra relación con Dios y abrirnos a conocer más de cerca sus enseñanzas. Tal es el caso de los discípulos del Juan el Bautista en el evangelio de este día, quienes al escuchar que Jesús era el cordero de Dios, se arriesgaron a preguntarle quién era, dónde vivía, compartir con él la jornada y quedarse en su casa. Inquietud que cambió para siempre sus vidas y les dio la posibilidad de conocer por sí mismos a Jesús, reconocer su verdadera identidad y seguir sus pasos: “Hemos encontrado al Mesías”. Pidamos al Señor, que despierte también en nosotros en este nuevo año el deseo de conocerlo más, compartir con él y dejarnos transformar por su Palabra.

 

Reflexionemos: ¿Cómo podemos unir nuestra vida más a Jesús en este nuevo año?, ¿sentimos en nuestro corazón el deseo de conocerlo y estar con Él?

 

Oremos: Señor, Jesús, en este nuevo año queremos unir nuestra vida más a ti y conocer de cerca tus enseñanzas. Ayúdanos a no tener miedo de abrirte para siempre las puertas de nuestro corazón. Amén.   

 

Recordemos: Conocer a Jesús, es darnos la oportunidad de compartir con él y escuchar de cerca sus enseñanzas.

 

Actuemos: Expresémosle hoy a Jesús el deseo de conocerlo y compartir más tiempo con él.

 

Profundicemos: Conocer a Jesús es una experiencia maravillosa que da sentido nuevo a nuestra existencia (Libro: Cuéntame todo sobre Jesús).

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