31 de octubre

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9, 1-5

Hermanos: Digo la verdad en Cristo, no miento –mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo–: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial 147, 12-15. 19-20

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

ba a tu Dios, Sion. Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti / R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra y su Palabra corre veloz / R.
Anuncia su Palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jun 10, 27)

Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6

“¿A quién se le cae al pozo el asno o el buey
y no lo saca en día de sábado?”

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de Él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: “¿Es lícito curar los sábados, o no?”. Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: “¿A quién de ustedes se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?”. Y no pudieron replicar a esto.

S: Palabra de Dios

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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