31 de octubre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 6, 10-20

Hermanos: Busquen su fuerza en el Señor y en su invencible poder. Pónganse las armas de Dios, para poder afrontar las asechanzas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos del aire. Por eso, tomen las armas de Dios para poder resistir en el día malo y manténganse firmes después de haber superado todas las pruebas. Estén firmes; cíñanse la cintura con la verdad, y revistan la coraza de la justicia; calcen los pies con la prontitud para el Evangelio de la paz. Tomen en brazos el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del maligno. Pónganse el casco de la salvación y empuñen la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Siempre en oración y súplica, oren en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y suplicando por todos los santos. Pidan también por mí, para que cuando abra mi boca, se me conceda el don de la palabra, y anuncie con valentía el misterio del Evangelio, del que soy embajador en cadenas, y tenga valor para hablar de él como debo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 143, 1-2. 9-10

R. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea / R.
Mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y refugio, que me somete los pueblos / R.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo de la espada maligna / R.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 19, 38)

“Bendito el rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas”.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35

“No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”

marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte”. Jesús les dijo: “Vayan y digan a ese zorro: ‘Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén’. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no han querido. Miren, su casa va a ser abandonada. Les digo que no me verán hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en nombre del Señor!’”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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