“Tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta”
(Mt 14, 5)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Muchas veces, la presión social que los demás ejercen sobre nosotros puede llevarnos a ir en contra de aquello que queremos y no expresar nuestros verdaderos sentimientos. Tal es el caso del rey Herodes en el evangelio de hoy, quien a pesar de sentir cierto respeto hacia Juan el Bautista, termina actuando en su contra presionado por su mujer y por la imagen que quería mantener ante los demás: “El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel”. Como Herodes, tal vez nosotros, también nos dejamos llevar por las apariencias y nos olvidamos de ser congruentes con aquello que creemos. Pidamos al Señor en este día, el valor de enfrentar la presión social que los demás ejercen sobre nosotros, y arriesgarnos cada día, por ser personas más libres, auténticas y transparentes.
Reflexionemos: ¿Nos dejamos llevar por las apariencias como el rey Herodes?, ¿cómo podemos ser personas más auténticas?
Oremos: No permitas, Señor, que las apariencias o la presión social que los demás ejercen sobre nosotros nos lleven a ir en contra de tus enseñanzas. Que de tu mano, aprendamos a ser personas auténticas y leales. Amén.
Recordemos: Ser auténticos es ser leales a aquello que somos, creemos y queremos.
Actuemos: Revisemos nuestra vida en este día y miremos si tendemos o no, a dejarnos llevar por las apariencias y por la presión social.
Profundicemos: Ser auténticos es ser fieles a los valores y los principios que nos sostienen y nos hacen ser mejores personas (Libro: La fuerza interior).