“Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe” (Mt 13, 58)
Hoy Jesús regresa a su pueblo Nazaret para enseñar en la sinagoga. Sin embargo, sus habitantes al escucharlo se sorprenden y se escandalizan por la sabiduría de sus palabras, al haberse criado entre ellos: “¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas?”. Sabiduría que en lugar de llevarlos a acoger sus enseñanzas y reconocer que estas provienen de Dios, confronta abiertamente su fe y los hace dudar de sus enseñanzas: “Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe”. Quizás nosotros como los habitantes de Nazaret nos sabemos reconocer la sabiduría que Jesús nos comunica en su Palabra. Creemos que ella en lugar de ayudarnos a experimentar la gratuidad del amor de Dios, nos controla, nos desacomoda o nos lleva a perder la libertad personal que tanto anhelamos. Pidamos al Señor, en este día que abra nuestra mente, nuestro corazón y nuestra voluntad a sus enseñanzas y nos ayude a ser personas de fe, que experimenten la gran necesidad de dejarlo obrar en nuestra vida.
Reflexionemos:
¿Cómo acogemos la sabiduría que Jesús nos comunica en su Palabra?, ¿somos personas abiertas y dóciles a ella?
Oremos:
Danos, la gracia, Señor, de experimentar cada día la sabiduría que nos comunicas en tu Palabra. Abrir cada vez más nuestro corazón a ella, dejar que nos fecunde, nos renueve y fortalezca nuestra fe. Amén.
Recordemos:
La fe requiere de escucha y encuentro personal con Jesús.
Actuemos:
Revisemos en este día que realidades debilitan nuestra experiencia de fe.
Profundicemos:
La fe es un camino gradual de encuentro con Dios en cada una de las realidades de nuestra existencia (Libro: El camino de la fe).