«Tanto amo Dios al mundo que entregó a su Hijo»
(Juan 3, 13-17)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Celebramos hoy con honda gratitud la exaltación de la santa Cruz; san Juan nos recuerda estas palabras de Jesús que son como una preciosa síntesis de todo el evangelio: “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna y nadie perezca.
El Padre nos ama con tanta ternura, que por no perder ni uno solo de nosotros, entregó a Su Hijo eterno, el predilecto para rescatarnos del pecado y de todo otro mal; y este amor divino se manifestó en forma plena cuando Jesús dejándose clavar en una cruz entregó su vida por nosotros.
¿Lo crees de todo corazón? Cuántas personas contemplando a Jesús crucificado con fe viva en momentos de profundo dolor, han experimentado la ternura de Dios y han recuperado la alegría de vivir y la fuerza para empezar de nuevo. ¿En los momentos de dificultad y sufrimiento en quien o en qué pongo yo mi confianza?
Reflexionemos: Acojamos el amor que Jesús nos ofrece desde la Cruz y descarguemos en El con total confianza, todos los pesos que llevamos en el alma. Él nos pacifica, nos libera, nos perdona nos consuela y nos hace renacer a vida nueva. Gracias Señor, contigo nuestras cruces se convierten en fuente de grandes bendiciones.
Oremos: Gracias Padre por el don inefable de Tu Hijo, que entregó su vida por nosotros en la Cruz. Gracias por tu Espíritu que nos comunica Tu vida divina y nos da la fuerza para cargar nuestras pequeñas cruces cotidianas con el amor de Jesús. Amén.