“Dichosos los que crean sin haber visto” (Jn 20, 29)
En este primer sábado del mes de julio celebramos la fiesta de santo Tomás apóstol y el evangelio nos lleva a recordar la gran pregunta existencial que vivió en su experiencia de fe, ante la presencia del Resucitado. La duda que surge en su corazón al no estar presente con los discípulos la primera vez que Jesús se presenta en medio de ellos, ayuda a Tomás a profundizar mucho más su fe en Jesús y reconocerlo como su único Dios y Señor: “¡Señor mío y Dios mío!”. Como Tomás, muchos de nosotros por diferentes circunstancias nos hemos alejado de nuestras comunidades parroquiales o grupos de oración, privándonos de la posibilidad de enriquecernos y crecer espiritualmente junto a nuestros hermanos. Así mismo, experimentamos grandes dudas en nuestro interior, que no nos dejan reconocer como Tomás, la presencia viva de Jesús en las realidades que vivimos. Por eso, pidámosle en este día que renueve nuestra fe y nos ayude a reconocer que pese a nuestras dudas, él siempre camina a nuestro lado, para ayudarnos a dirigir nuestros pasos a su encuentro.
Reflexionemos:
¿Nos cuesta reconocer la presencia viva de Jesús entre nosotros como Tomás?, ¿qué nos enseña la declaración de fe de Tomás?
Oremos:
Aumenta, Señor, cada día nuestra fe. Enséñanos a reconocer que tú estás presente no solo en las realidades que vivimos, sino también en los hermanos y hermanos con quienes compartimos y celebramos a diario nuestra fe. Amén.
Recordemos:
Las dudas que vivimos en nuestra experiencia de fe nos llevan a reafirmar mucho más nuestra adhesión a Jesús.
Actuemos:
Demos gracias al Señor en este día por cada una de las personas que forman nuestra comunidad parroquial o con quienes compartimos a diario nuestra experiencia de fe.
Profundicemos:
La fe es un regalo que recibimos de Dios que necesitamos cultivar día a día (Libro: El camino de la fe).
