
La humanidad de Jesús es un ejemplo a seguir, no solo anuncia el Reino de Dios, sino que cura a los enfermos. Cuán importante es para los seres humanos tener salud, y esto quien mejor para saber y salir al encuentro que Jesús. La gente que veía estas curaciones quedaba maravillada. Pero hay un segundo aspecto, Jesús se da cuenta de que el alimento es importante. Y he aquí su expresión a sus discípulos: “siento compasión de esta gente que lleva ya tres días y no tienen que comer”. El sentido de la palabra compasión es profunda, significa: “padecer con”, “sufrir con”. Jesús no es indiferente ante el problema de la falta de alimento, así que sale al encuentro. Y bastarán siete panes y unos pocos peces, que bendecidos, serán alimento suficiente para mucha gente que estaba esos días con él. Cuando se comparte, no falta. El padre, José Luis Martín Descalzo decía: “Señor, da pan a los hambrientos y hambre de ti a los satisfechos”.
¿Somos capaces de compartir, aunque sea de lo poco que tenemos con quien vemos que lo necesita?
Señor, Jesús, abre mi corazón en este tiempo de Adviento a la gratuidad y a la generosidad. Que como tú aprenda a no ser indiferente al dolor y a las necesidades de quienes caminan a mi lado y compartir con ellos todo lo que tengo con alegría. Amén.
La salud y el alimento, son una necesidad y nosotros lo sabemos, pues en nuestros países ricos en recursos, la desigualdad es visible. El acaparamiento de la riqueza en pocas manos, globaliza el problema del hambre en el mundo y son frágiles los sistemas de salud pública.


