“¿Es lícito curar los sábados, o no?”(Lc 14, 3)
El evangelio de hoy nos pone en sintonía con la realidad de dolor y sufrimiento que vivía un hombre enfermo de hidropesía. Jesús al verlo, se compadece, lo cura y aprovecha la ocasión, para mostrarles a los fariseos, el valor que tiene la vida sobre las prescripciones rituales del sábado: “Si a uno de ustedes se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?”. Enseñanza que se actualiza en el hoy de nuestra historia y nos lleva a reconocer la importancia de esforzarnos por vivir cada vez más, una espiritualidad que tenga como centro la vida y el respeto por la dignidad de las personas. Igualmente, una espiritualidad que contagie ante todo con el testimonio y el cuidado que podemos tener hacia nuestros hermanos.
Reflexionemos:
¿Vivimos una espiritualidad centrada en el cumplimiento de prácticas religiosas o en la caridad hacia los más necesitados?, ¿qué enseñanza nos dejan las palabras de Jesús?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a vivir cada vez más una espiritualidad encarnada en las necesidades de quienes nos rodean y no tanto, en el cumplimiento riguroso de ciertas prácticas o deberes religiosos. Amén.
Recordemos:
Jesús nos enseña a poner siempre el valor de la vida sobre lo demás.
Actuemos:
Revisemos en este día la manera como vivimos nuestra espiritualidad y si en ella, la defensa de la vida y la dignidad de las personas ocupan un lugar principal.
Profundicemos:
Jesús nos enseña que la vida y el respeto por la dignidad de las personas, son temas cruciales dentro de nuestra experiencia de fe (Libro: Desde el manantial).