“El reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo”
(Mt 13, 52)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En el evangelio de este día, Jesús recurre a otra parábola para explicar el significado del Reino de los cielos. Esta vez utiliza la imagen de la red y los peces, tan familiar entre las personas que atentamente escuchaban sus enseñanzas. Con la imagen de la red, Jesús quiere dar a entender la apertura que Dios tiene para acoger a todos en su seno, pero también la necesidad de separar aquellos que realmente siguen sus enseñanzas de los que no. Una selección que también nosotros estamos llamados a vivir hoy ante las diferentes realidades que vivimos, y que nos muestra la importancia de aprender a separar aquello que es bueno para nuestra vida, de lo que realmente no lo es. Discernimiento que está llamado a tener como criterio principal, los valores que aprendemos cada día en el Evangelio.
Reflexionemos: ¿Sabemos separar las cosas que son buenas para nuestra vida, de las que no lo son?, ¿qué criterios sustentan nuestra experiencia de fe?
Oremos: Enséñanos, Señor, a reconocer cada día la importancia de separar las cosas buenas de las malas que vivimos, y reconocer en aquello que más nos cuesta, una valiosa oportunidad para superarnos y dar lo mejor de nosotros mismos. Amén.
Recordemos: El discernimiento nos ayuda a equilibrar nuestra vida y percibir en las dificultades, valiosas oportunidades de crecimiento.
Actuemos: Aprovechemos esta jornada para revisar nuestra vida y preguntarnos, si sabemos separar las cosas buenas de las malas que nos suceden.
Profundicemos: La parábola de la red y los peces es una bella historia que podemos vivir y compartir en familia, especialmente con los más pequeños (Libro: La red y los peces).