“Estén despiertos, pidiendo fuerza para escapar de lo que viene”. Lucas 21, 36
En el evangelio de hoy Jesús nos sigue preparando con exquisita ternura, para que cuando El venga no estemos desprevenidos: Estén despiertos, pidiendo fuerza para escapar de lo que viene”.
Jesús nos pide ante todo estar despiertos, es decir cuidarnos de que la mente y el corazón no se nos emboten con los placeres o agobios de la vida, y descuidemos lo esencial, no vaya a ser que nos estemos preparando una sorpresa desagradable para el futuro! Éste no es un tiempo para estar distraídos, sino al contrario para permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial.
Pero también nos pide orar continuamente para ser fuertes y no desfallecer ante las dificultades que la vida nos presenta. Con la fuerza que nos viene de la oración toda dificultad se trasformará en una bendición. El Señor nos recomienda vigilar y orar; para que aprovechemos al máximo el tiempo presente; de nosotros depende que muchas situaciones del futuro sean buenas o malas.
Reflexionemos:
A la luz de esta palabra me pregunto: ¿Cuáles placeres o agobios de la vida me están robando la paz del corazón? ¿Con mi manera de vivir me estoy preparando un futuro de esperanza? Señor ayúdanos a vivir con sabiduría y prudencia.
Oremos:
Señor, como los centinelas que esperan el nuevo amanecer, nosotros esperamos tu venida construyendo nuestra vida apoyados en tu amor ¡Ven Señor! Tú eres nuestra esperanza y nuestro gozo! Amén.
Recordemos:
“Aquel día caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra”.
Actuemos:
Hoy realizo con amor y responsabilidad las pequeñas cosas, en espera del Señor.
Profundicemos:
“La segunda venida del Señor será bendición para unos y juico para otros”