“El Hijo del hombre se va como está escrito; pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!”
(Mt 26, 14-25)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Justo en el momento en que María de Betania ungía con amor el cuerpo de Jesús para su sepultura, Mateo nos deja ver cómo Judas Iscariote, va donde los sumos sacerdotes para contactar con ellos la entrega de Jesús.
En el diálogo que Judas hace con los sumos sacerdotes es muy claro que su motivación es el interés por el dinero: ¡Qué quieren darme y yo se los entrego! Y ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas “buscaba la oportunidad para entregarlo”. Y la oportunidad será precisamente la preparación para la Cena Pascual, a la que Jesús hace referencia cuando dice: “Mi tiempo ya está cerca”.
La entrega de Jesús en manos de los pecadores, que es para él la máxima expresión de su amor por nosotros, mientras para Judas es una miserable ganancia económica. Con este episodio amargo, Mateo nos deja ver la cuerda floja del seguimiento de Jesús: en cada uno de nosotros hay un traidor potencial; tú y yo en cualquier momento crítico podemos negar y rechazar “a Aquel que me amó y se entregó por mí”.
Reflexionemos: ¿Qué fue lo que motivó la traición de Judas? ¿Cuándo tengo yo la tentación de negar el amor del Señor? ¿Cómo me estoy preparando para comenzar mañana la celebración de la Pascua?
Oremos: Maestro bueno, aunque la felicidad más grande de mi vida es ser tu discípulo, son tan grandes mi fragilidad y mi inconstancia que, hoy puedo adherirme a ti de todo corazón y mañana negar tu amor por algún mezquino interés personal. Ayúdame a serte fiel Señor. Amén.
Actuemos: Con un buen examen de conciencia sobre el modo de relacionarme con el Señor y las personas que viven a mi lado y un sincero arrepentimiento, me preparo para celebrar mañana la Cena Pascual con Jesús, mi Señor y Salvador.
Recordemos: “…Los discípulos cumplieron las instrucciones del Señor y prepararon la Pascua”.
Profundicemos: “Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”, los amó hasta el fin. El Triduo Pascual es el memorial de un drama de amor que nos da la certeza que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida.
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