fbpx

27 de Abril

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40

Un ángel del Señor le ordenó a Felipe: “Ponte en camino en dirección al sur, por la vía que baja de Jerusalén a Gaza. Ahora está solitaria”. Él se puso en seguida en camino. Un hombre de Etiopía, eunuco y alto funcionario de la Candace, es decir, de la reina de ese país, y superintendente de sus tesoros, que había ido a Jerusalén a adorar a Dios, se hallaba de regreso, y sentado en su carroza leía el libro del profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: “Acércate y ponte junto a la carroza”. Felipe se acercó rápidamente y oyó que estaba leyendo al profeta Isaías. Entonces le preguntó: “¿Y sí entiendes lo que estás leyendo?”. Él respondió: “¿Pero cómo voy a entenderlo si nadie me lo explica?”. E invitó a Felipe a subir y sentarse junto a él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: “Guardó silencio, como cordero llevado al matadero, como oveja cuando la trasquilan. Aunque lo humillaron, fue revocada su condena. ¿Quién podrá contar su descendencia? Su vida es arrebatada de la tierra”. El eunuco le preguntó a Felipe: “Dime, por favor, de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de algún otro?”. Tomó entonces Felipe la palabra, y partiendo de ese texto de la Escritura, le comunicó la buena noticia de Jesús. En el viaje llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: “Mira, aquí hay agua. ¿Qué inconveniente hay para que yo reciba el bautismo?”. Y mandó parar la carroza y bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y no lo vio más el eunuco, que siguió su viaje lleno de alegría. Felipe se encontró en Azoto y continuando su camino predicó el Evangelio en todas las ciudades hasta que llegó a Cesarea.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 65, 8-9. 16-17. 20

R. Aclama al Señor, tierra entera.

Bendigan, pueblos, a nuestro Dios; hagan resonar sus alabanzas, porque Él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies / R.

Los que temen a Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo: a Él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua / R.

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 6, 51)

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo –dice el Señor–. El que coma de este pan vivirá eternamente”.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo”

Enseñando en la sinagoga de Cafarnaún, dijo Jesús a los judíos: “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los Profetas: ‘Todos serán instruidos por Dios’. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no quiere decir que alguien haya visto al Padre fuera del que procede de Dios; solo Él ha visto al Padre. Yo les aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan que da la vida. Sus antepasados comieron el maná en el desierto, y, sin embargo, murieron. El pan que baja del cielo es el que no deja morir al que lo come. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente. Y el pan que voy a dar es mi carne, para la vida del mundo”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

¿Requiere asesoria? Activar chat

×