“El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí”
(Lc 9, 48)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En este día en que recordamos la memoria de los santos Cosme y Damián, dos hermanos médicos del siglo III, que dedicaron su vida a los enfermos y fueron martirizados a causa su fe, el evangelio nos invita a reconocer la importancia de ser humildes y pequeños. Actitudes que Jesús representa en la sencillez de los niños y que pone como ejemplo a sus discípulos: “El más pequeño de ustedes es el más importante”. Actitudes que tanto Cosme como Damián vivieron en el ejercicio de su profesión, al no cobrar a sus pacientes y curar a todos por igual, cristianos y no cristianos, en tiempos de gran persecución religiosa. Pidamos al Señor en este día el valor, la fe, la humildad y la sencillez de san Cosme y san Damián, para ayudar desde nuestras posibilidades o conocimientos a quienes hoy más lo necesitan.
Reflexionemos: ¿Qué nos enseña la vida de san Cosme y san Damián?, ¿cómo podemos poner nuestros conocimientos al servicio de quienes nos rodean?
Oremos: Danos, Señor, un corazón generoso y solidario que no sea indiferente a las necesidades de tantos hermanos nuestros que no tienen lo necesario para vivir. Amén.
Recordemos: Ser pequeños es tener la capacidad de compartir aquello que tenemos con quienes más lo necesitan.
Actuemos: Ayudemos en este día alguna familia que necesite de nuestra experiencia o apoyo material o espiritual.
Profundicemos: La vida de los santos nos enseña la gran alegría que trae a nuestra vida, compartir con sencillez aquello que somos y tenemos con los demás (Libro: Los santos de cada día 2).