Jesús fue enviado por Dios a este mundo para que nos enseñara a vivir como hijos de Dios y como hermanos y así podamos alcanzar la felicidad para la cual fuimos creados. En su modo de vivir tenemos el secreto para realizar plenamente nuestra vida y participar, al final, en su gloria y en la felicidad eterna. Jesús, para ayudarnos a vivir como Él, nos cuenta la parábola de los dos hombres que construyeron su casa: uno sobre la arena y el otro sobre roca. Cuando llegaron los vendavales una casa se derrumbó y la otra permaneció firme. De este modo, Jesús nos enseña cómo dar un cimiento solido a nuestra existencia para afrontar las inevitables dificultades que vendrán en nuestra vida y así permanecer fieles en su seguimiento: No basta decir “Señor, Señor”, sino que hemos de vivir conforme a sus enseñanzas. Para ello necesitamos escuchar su Palabra y ponerla en práctica dejándonos guiar por su Santo Espíritu; así, construiremos nuestra vida espiritual sobre la roca. Pero si nos contentamos con recitar de memoria oraciones que no tocan nuestra vida, construiremos sobre la arena y no llegaremos a la meta.
¿Vivo una relación con Dios que involucre toda mi vida, mi modo de pensar, mis decisiones, relaciones, afectos y modo de vivir? ¿Qué siento que me pide hoy el Señor para mi vida?
Señor Jesús, quiero seguir tus pasos y alcanzar la gloria a la que me has destinado; ayúdame a vivir una relación personal contigo que involucre todo mi ser y me conforme con tu modo de vivir. Amén.
Le pido al Señor me ayude a ser coherente con su Palabra y a traducirla en acciones concretas.
“Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa”.
Esta parábola tiene una resonancia especial para un pueblo que se afana por construir su futuro en medio de una creciente incertidumbre. A los dos hombres de la parábola se les ve comprometidos en algo tan importante como prepararse un lugar donde vivir. Sin embargo, el resultado final es totalmente desigual. El uno, edificó sobre roca y su casa se mantuvo. El otro, construyó sobre arena y su casa se hundió irremediablemente.