“Cuando crece es más alta que las hortalizas” (Mt 13, 32)
A través de las parábolas del granito de mostaza y la levadura, Jesús en el evangelio de este día, nos enseña como el Reino de Dios empieza en lo pequeño y tiene la capacidad de permearlo todo. El granito de mostaza, pese a ser la más pequeña de las semillas de la huerta, al crecer llega convertirse en un árbol de gran tamaño capaz de acoger a los pájaros en sus ramas. Así mismo, la levadura, de unas cuantas medidas de harina es capaz de fermentar toda la masa. Así como el granito de mostaza y la levadura nuestra vida está llamada a fructificar los dones que recibimos de Dios con los demás. Por más pequeños que pensemos que sean nuestros esfuerzos en la construcción del Reino, Dios los acrecienta con su gracia y se vale de ellos para comunicar su amor y protección a la humanidad. Pidamos al Señor, en este día la capacidad de ser personas dóciles y abiertas a su gracia, para dejar que él nos fecunde y podamos irradiar los valores del Reino desde nuestras relaciones interpersonales y fraternas.
Reflexionemos:
¿Somos personas dóciles a la acción de Dios?, ¿qué enseñanza nos dejan las parábolas del granito de mostaza y la levadura?
Oremos:
Fructifica, Señor, cada día las capacidades y los valores que recibimos cada día de ti. Que como la levadura y el granito de mostaza, podamos permear nuestras relaciones familiares e interpersonales de tus enseñanzas. Amén.
Recordemos:
Dios fructifica nuestros dones y capacidades.
Actuemos:
Pidamos al Señor en este día la gracia de aprender a ser dóciles a sus enseñanzas.
Profundicemos:
El granito de mostaza es una de las parábolas que podemos aprender y compartir de manera lúdica en casa con los más pequeños (Libro: El grano de mostaza).